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Crianza de los hijos

Trastorno reactivo de apego (TRA): síntomas, causas, ayuda

Los niños con TRA tienen dificultades para aceptar el amor y buscar consuelo. Pero hay medidas que los padres pueden tomar para controlar los síntomas de este trastorno de apego y guiar el desarrollo de su hijo.

¿Qué es el trastorno reactivo de apego (TRA)?

El trastorno reactivo de apego (TRA) es un trastorno de apego en el que un niño tiene dificultades para conectarse emocionalmente con otras personas, incluidos sus padres. Mientras que algunos niños son naturalmente introvertidos, un niño con TRA puede ser extremadamente retraído y tener dificultades para controlar sus emociones. Rara vez buscan consuelo cuando están angustiados y, cuando sus rabietas o mal humor le incitan a consolarles, tienden a resistirse. Un niño con TRA frecuentemente ignorará sus gestos de consuelo, ya sean abrazos, caricias o palabras reconfortantes.

Que un niño muestre signos de TRA puede ser extremadamente angustiante para los padres o cuidadores, y dificultar la conexión con su hijo. Es posible que pase mucho tiempo y energía tratando de crear un vínculo, solo para ser rechazado. Esto puede hacer que usted cuestione su propio estilo de crianza o que se sienta culpable por su incapacidad para romper las barreras de su hijo. En los casos más extremos del TRA, los intensos ataques de ira o agresión de su hijo pueden volverse disruptivos en el hogar y la escuela, o incluso peligrosos.

Si bien es normal sentirse desanimado e incluso considerar darse por vencido, eso solo complicará el desarrollo de su hijo. Los niños con TRA que experimentan negligencia tienen un mayor riesgo de abuso de sustancias y otros comportamientos problemáticos al entrar en la adolescencia. Incluso parece haber una asociación entre los trastornos del apego y el surgimiento del trastorno límite de la personalidad.

El TRA suele ser el resultado de las dificultades que su hijo experimentó en los primeros años de vida, como ser separado de un cuidador de confianza o ser trasladado entre hogares de acogida. Pero eso no significa que los síntomas seguirán siendo una barrera permanente para la capacidad de su hijo de formar vínculos sociales y relaciones significativas. Con los recursos adecuados, un enfoque informado y mucha paciencia, puede ayudar a su hijo a ganar un sentido de seguridad y mejorar su desarrollo.

El trastorno de participación social desinhibida (DSED) frente al TRA

Tanto el TRA como el trastorno de participación social desinhibida (DSED, por sus siglas en inglés) son trastornos de apego que se desarrollan debido a una interrupción en el cuidado temprano. Mientras que el TRA se asocia con el desapego y problemas con la regulación emocional, el DSED implica un comportamiento excesivamente amigable en situaciones sociales. Un niño con DSED se acerca rápidamente a extraños en busca de consuelo y ni siquiera muestra una preferencia entre su padre o madre real y un extraño.

[Lea: Trastorno de participación social desinhibida (DSED)]

Causas del TRA

El TRA se desarrolla cuando un niño no puede formar un apego saludable con un padre, una madre o un cuidador. Si no puede encontrar un consuelo externo constante, el niño puede replegarse sobre sí mismo y dejar de buscar a otros para satisfacer sus necesidades emocionales. Es posible que el niño haya experimentado esta privación emocional en una institución como un orfanato, o en el sistema de hogares de acogida. De hecho, el TRA frecuentemente se menciona como un desafío que los padres adoptivos pueden enfrentar.

Aparte de la institucionalización, otras situaciones también pueden hacer que un niño se sienta abandonado o emocionalmente descuidado. Por ejemplo, el padre o la madre puede haber estado luchando con una enfermedad mental, como depresión o abuso de sustancias, lo que interfirió con su capacidad para proporcionar cuidados constantes. O pueden haber sido abusivos, lo que llevó al TRA y otros trastornos relacionados con el trauma. El TRA también puede ser causado por la separación del niño de sus padres durante un periodo prolongado debido a una hospitalización.

Aunque el TRA es más común en niños que reciben cuidados inadecuados, no todos los niños que experimentan esas condiciones desarrollarán el trastorno. Es posible que factores adicionales, como la genética, hagan que algunos niños sean más vulnerables al TRA que otros.

Señales y síntomas del TRA

El trastorno reactivo de apego afecta a entre el 1 y el 2 por ciento de los niños. Sin embargo, el riesgo de padecer el trastorno es mayor en los niños que han estado en hogares de acogida. La investigación muestra que alrededor del 35 al 40 por ciento de los niños maltratados en hogares de acogida desarrollan síntomas del TRA. Aunque los síntomas generalmente se presentan antes de que el niño alcance los cinco años de edad, pueden variar en gravedad.

Algunas señales comunes a las que debe estar atento incluyen:

Falta de disposición para aceptar o buscar consuelo. Su hijo puede no responder a sus intentos de consolarlo con abrazos u otros gestos afectuosos. Es posible que ni siquiera busque consuelo durante una situación que le asuste, como caerse en el patio de juegos o asustarse por el ladrido de un perro.

Actitud retraída. En situaciones sociales, su hijo podría no sonreír ni mantener contacto visual con adultos o compañeros. Este comportamiento distante puede convertirse en una barrera para desarrollar relaciones.

Estallidos de emociones negativas. Su hijo podría mostrar emociones negativas extremas, como irritabilidad, miedo o tristeza, sin una razón aparente. Es posible que con frecuencia haga rabietas que le dejen a usted perplejo y desesperanzado. O podría hundirse en una tristeza inconsolable y querer aislarse de usted y del resto de la familia.

Agresión. Algunos niños con TRA se comportan de forma agresiva o incluso muestran comportamientos violentos. Podrían intimidar a sus hermanos o romper intencionadamente objetos en la casa. O podrían recurrir a formas más sutiles de agresión, como abrazar a otros fuertemente para infligirles dolor. También pueden autolesionarse, como golpearse la cabeza. Es importante tener en cuenta que estas acciones pueden deberse a la exposición previa del niño a abuso físico o al deseo de experimentar cierta sensación de control para contrarrestar su propia impotencia.

Señales tempranas de advertencia

Los síntomas del TRA pueden volverse notables durante la infancia. Estos son algunos síntomas a los que debe estar atento en los bebés:

  • Falta o limitación de sonrisas y contacto visual.
  • Actitud callada, indiferente y ausencia de balbuceos u otros sonidos.
  • Llantos excesivos que no cesan cuando usted le consuela.
  • Poco interés en jugar y vacilación en los esfuerzos por establecer vínculos.
  • Resistencia a la alimentación, lo que conduce a una falta de aumento de peso.

Diagnóstico

Puede buscar un diagnóstico formal del TRA de un profesional de salud mental si su hijo tiene al menos nueve meses de edad. Durante la evaluación, es probable que un profesional clínico pase tiempo observando cómo el niño interactúa con usted. Por ejemplo, puede tomar notas sobre cómo se comporta su hijo cuando le levantan o cuando usted sale de la habitación. El profesional clínico también le hará preguntas sobre el historial del niño, incluyendo posibles incidentes de negligencia o abuso.

Condiciones similares

Sin una evaluación cuidadosa, los síntomas del TRA pueden pasarse por alto o diagnosticarse erróneamente. Algunas condiciones que pueden parecer similares al TRA incluyen:

Autismo. Tanto el TRA como el autismo en los niños pueden presentar habilidades sociales deterioradas, como la falta de contacto visual o de sonrisas. Sin embargo, el autismo tiene otros síntomas distintivos, como intereses especiales y sensibilidades sensoriales. Además, un diagnóstico de TRA requiere un historial de negligencia o trauma, mientras que el autismo no.

[Lea: ¿Mi hijo tiene autismo?]

Trastorno por estrés postraumático (TEPT). La ansiedad puede estar presente en casos de TEPT y TRA. Sin embargo, los síntomas del TEPT tienden a ser episódicos, mientras que los síntomas del TRA son más uniformes.

Depresión. El TRA también se confunde fácilmente con la depresión. Sin embargo, la depresión no necesariamente afecta la capacidad de un niño para recibir o pedir consuelo a un padre o una madre.

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Cómo cuidar a un niño con TRA

Los niños con TRA tienden a tener dificultades para aceptar el afecto, y esto puede ser especialmente desafiante si su instinto es colmar a un niño de amor y atención. Aunque el cambio es posible, deberá proceder lentamente y ser constante en su enfoque de cuidado. Las siguientes estrategias pueden ayudar a aumentar el sentido de confianza y seguridad de su hijo, fortalecer su apego hacia usted y minimizar comportamientos inapropiados.

A medida que incorpora estos consejos, recuerde establecer expectativas realistas para el progreso. Algunos días puede notar una mejora en el comportamiento de su hijo, solo para experimentar retrocesos más adelante. Es importante recordar que su hijo no sanará de su trauma de la noche a la mañana.

Consejo 1: Aprenda tanto como pueda sobre el TRA

Quizás los cambios repentinos de humor de su hijo le dejen confundido o quizá reconsidere sus decisiones de crianza cuando no ve el progreso que esperaba. Convertirse en una persona más informada sobre los trastornos de apego le ayudará a brindar el mejor cuidado a su hijo. Al estudiar sobre el TRA y el apego, también puede sentirse más seguro de sus propias decisiones como padre o madre.

Hable con su pediatra o un terapeuta familiar. Frecuentemente, puede ayudarle a encontrar recursos, como libros sobre trauma y negligencia infantil que le ayuden a ver el mundo a través de los ojos de su hijo. Los programas de hogares de acogida también pueden tener recursos para compartir con los padres de crianza.

Involucre al resto de su familia. Comparta su conocimiento y recursos con amigos y familiares; cualquier persona que pueda desempeñar un papel crucial en la vida de su hijo. Cuanto más informados estén, más apoyo podrán ofrecerles tanto a usted como a su hijo.

Únase a un grupo de apoyo. Busque grupos locales o en línea que reúnan a cuidadores de niños con trastornos del apego. No solo puede beneficiarse del apoyo emocional de otros miembros, sino que también puede aprender nuevas estrategias y consejos para padres.

Consejo 2: Sea un cuidador constante y cariñoso

Los síntomas del TRA pueden persistir durante años. Sin embargo, las investigaciones muestran que, en la mayoría de los casos, los síntomas tienden a aliviarse una vez que el niño se encuentra en un entorno afectuoso. Con eso en mente, lo más importante que puede ofrecerle a su hijo es amor y atención.

Atienda sus necesidades físicas. Asegúrese de que su hijo esté comiendo una dieta saludable y durmiendo lo suficiente por la noche. Los malos hábitos de alimentación y sueño solamente pueden empeorar su comportamiento. La actividad física puede ayudar a su hijo a liberar la frustración y el estrés acumulados, al mismo tiempo que mejora su estado de ánimo.

Atienda sus necesidades emocionales. Juegue con su hijo, hable con él o simplemente pase tiempo relajándose juntos. Siempre que sea posible, limite el acceso a distracciones potenciales, como su teléfono, para poder darle toda su atención a su hijo. Ofrézcale el nivel de afecto con el que se sienta cómodo, ya sea con abrazos, caricias o simplemente palabras de afecto.

Sea predecible. La previsibilidad fomenta un sentido de seguridad, así que siga un horario siempre que sea posible. Alimente y bañe a su hijo a la misma hora cada día, y establezca horarios regulares para jugar. Seguir un horario impredecible puede generar estrés tanto para usted como para su hijo.

Desarrolle un plan de seguridad. Si su hijo tiende a autolesionarse o muestra algún nivel de violencia, es prudente tener un plan de seguridad y asegurarse de que todos en la casa lo conozcan. Un plan de seguridad podría incluir una lista de contactos de emergencia y un gabinete cerrado con llave para guardar objetos potencialmente peligrosos, como tijeras o cuchillos.

Consejo 3: Establezca reglas, recompensas y consecuencias

Los niños con TRA pueden tener cambios de humor erráticos. Su hijo puede pasar de estar triste e indiferente a enojado y disruptivo. En casos graves, su comportamiento podría incluso ser violento o podría autolesionarse.

Los sentimientos de impotencia pueden motivar a su hijo a encontrar algún sentido de control desobedeciéndole. Puede discutir con usted o correr y esconderse cuando intente imponerle la hora de la siesta, por ejemplo.

Puede ser un acto de equilibrio encontrar maneras de disciplinar a su hijo sin dañar su conexión con él.

Modele un comportamiento “bueno”. Procure ser un buen modelo de conducta. Muéstrele a su hijo ejemplos de comportamientos aceptables y explíquele por qué esos comportamientos son beneficiosos. Por ejemplo, mientras ordena la sala, se cepilla los dientes o dice “por favor” y “gracias”, haga saber a su hijo el razonamiento detrás de sus acciones.

Establezca consecuencias predecibles. Si su hijo agrede a un hermano o una hermana, por ejemplo, podría decidir que su castigo sea no ver televisión ni jugar videojuegos esa noche. Mantenga este castigo en el futuro. Cuando establece consecuencias predecibles, su hijo no se sentirá sorprendido ni desconfiado.

Trate de evitar castigos que aíslen o alejen a su hijo, como enviarlo solo a su habitación para un momento de reflexión. Esto puede hacer que sienta que su amor es inconstante o condicional. A pesar de su comportamiento, su hijo necesita sentirse visto y asegurarse de que su relación con usted es sólida.

Recompense el buen comportamiento y ofrezca elogios cuando sea necesario. Por ejemplo, cuando su hijo guarde sus juguetes sin quejarse, permítale disfrutar de una actividad de su elección durante 30 minutos.

Consejo 4: Practique el autocuidado

Cuidar a un niño con TRA requiere mucha paciencia. Debe mantener la calma y la firmeza, incluso cuando enfrente una rabieta o una actitud distante. Si pierde la calma, corre el riesgo de asustar a su hijo o de dañar su confianza en usted. Por supuesto, no es fácil mantener la calma si se siente abrumado por el estrés, la ansiedad y la frustración. Para ser un cuidador eficaz, es importante hacer del autocuidado una prioridad.

[Lea: Estrés y síndrome de desgaste emocional del cuidador]

Controle el estrés. Utilice estrategias para aliviar el estrés y relajarse. Tiene muchas opciones, como meditación, ejercicios de respiración o yoga. Las elecciones de un estilo de vida saludable también pueden ayudar a estabilizar su estado de ánimo, así que procure llevar una dieta balanceada, dormir lo suficiente y hacer ejercicio con regularidad. No siempre es fácil mantener estos hábitos mientras cuida a un niño, pero haga lo posible por reservar tiempo para usted.

Pida ayuda. Cuando necesite un descanso, pida a amigos o familiares que cuiden a su hijo mientras toma un tiempo para usted. O busque servicios de cuidado de relevo para darse un respiro. Un grupo de apoyo también puede ser una buena fuente de apoyo emocional. Los demás miembros del grupo pueden empatizar realmente con sus dificultades y hacer que se sienta escuchado.

No se tome el rechazo como algo personal. Cuando su hijo parece aislarse o refugiarse detrás de un muro emocional, es posible que se culpe por sus reacciones. Recuerde que su trastorno de apego es una condición complicada que tiene su origen en traumas o negligencias pasadas. Los niños con TRA están intentando protegerse, y solo el tiempo y el cuidado construirán un sentido de seguridad.

Tratamiento profesional

No tiene que sentirse solo al controlar los síntomas del TRA de su hijo. En su lugar, planee buscar ayuda de un pediatra o un profesional de salud mental. Un experto puede desarrollar un plan de tratamiento personalizado para abordar los problemas de apego. Este plan de tratamiento puede incluir:

Terapia familiar. La terapia familiar basada en el apego se centrará en fortalecer el vínculo de su hijo con usted y otros miembros de la familia. Un terapeuta puede guiarles a usted y a su hijo en actividades que mejoren la confianza, la comunicación y la comprensión.

[Lea: Cómo encontrar un terapeuta que le ayude a sanar]

Educación para padres. Un experto en crianza o un terapeuta puede ayudarle a identificar los desencadenantes que conducen a comportamientos problemáticos y luego ofrecerle consejos sobre estrategias de afrontamiento. La educación para padres también puede incluir lecciones en áreas como mejorar la comunicación no verbal y desarrollar empatía con su hijo.

Terapia de juego. Este enfoque fomenta el vínculo entre padres e hijos mediante juegos o el uso de juguetes, como las marionetas. Por ejemplo, un juego sencillo como lanzar un globo de un lado a otro puede generar interacciones positivas y construir confianza.

Entrenamiento en manejo del comportamiento (BMT, por sus siglas en inglés). El BMT podría implicar la creación de un sistema de recompensas y castigos apropiados para acciones específicas en el hogar o en la escuela. Este enfoque puede utilizarse para minimizar comportamientos problemáticos como el acoso.

Ya sea usted un padre o madre biológico, adoptivo o de acogida, cuidar a un niño con TRA puede ser una experiencia desafiante. Pero también puede ser extremadamente valioso y gratificante cuando ve cómo su amor y esfuerzos pueden llevar a cambios positivos en la vida de su hijo. Recuerde ser paciente consigo mismo, así como con su hijo, y celebrar las señales de progreso.

Última actualización o revisión el agosto 21, 2025