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Adicción

Las mujeres y el alcohol

Beber en exceso puede ser más peligroso para las mujeres que para los hombres. El primer paso para obtener ayuda es reconocer los riesgos ocultos para las mujeres debido al consumo de alcohol.

Adaptado con el permiso de los informes especiales de salud publicados por Harvard Health Publications.

Los riesgos ocultos del consumo de alcohol

Las mujeres son más vulnerables que los hombres a los efectos del alcohol, incluso aunque beban cantidades menores. El consumo excesivo de alcohol puede aumentar el riesgo de problemas de salud, como enfermedades hepáticas, daño cerebral y cáncer de mama. Las mujeres tienen las mismas probabilidades que los hombres de recuperarse de la dependencia del alcohol, pero pueden tener más dificultades para acceder al tratamiento.

Riesgos particulares del alcohol para las mujeres

Las mujeres de diversas culturas disfrutan del consumo de alcohol por distintas razones: para celebrar una ocasión especial, les ayuda a sentirse más sociables o simplemente para relajarse con su familia y amigos. Aunque muchas son capaces de beber de forma responsable, el consumo de alcohol plantea riesgos únicos para todas las mujeres. Mientras que los hombres son más propensos a beber alcohol que las mujeres, y a desarrollar problemas a causa de su consumo, las mujeres son mucho más vulnerables a los efectos nocivos del alcohol.

Las mujeres tienden a desarrollar enfermedades relacionadas con el alcohol y otras consecuencias de su consumo antes que los hombres, aunque beban menores cantidades acumuladas de alcohol. También es más probable que las mujeres abusen del alcohol y otras sustancias para automedicarse ante problemas como la depresión, la ansiedad y el estrés, o para sobrellevar dificultades emocionales.

Las mujeres que beben más que de poco a moderado (más de siete copas a la semana) corren mayor riesgo de tener accidentes vehiculares y otras lesiones traumáticas, cáncer, hipertensión, derrame cerebral y suicidio. Además, consumir alcohol en cantidades elevadas aumenta la probabilidad de que una mujer llegue a abusar del alcohol o desarrolle una dependencia hacia este.

Consecuencias para la salud debido al abuso de alcohol en las mujeres

Las mujeres que abusan o son dependientes del alcohol son más vulnerables que los hombres a padecer:

Enfermedades hepáticas. Las mujeres tienen más probabilidades de contraer una enfermedad hepática alcohólica, como la hepatitis (una inflamación del hígado), y tienen más probabilidades de morir de cirrosis hepática (una enfermedad crónica que destruye progresivamente la capacidad del hígado para ayudar en la digestión y desintoxicación).

Daño cerebral. Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de sufrir un daño cerebral inducido por el alcohol, como la pérdida de funciones cognitivas y la reducción del tamaño del cerebro.

En comparación con las mujeres que no beben alcohol o que beben con moderación, las mujeres que beben en exceso también tienen un mayor riesgo de:

  • Osteoporosis (adelgazamiento de los huesos).
  • Caídas y fracturas de cadera.
  • Menopausia prematura.
  • Infertilidad y abortos espontáneos.
  • Presión arterial alta y enfermedades del corazón.

El alcohol y el cáncer de mama

El alcohol también puede aumentar las probabilidades de que una mujer desarrolle cáncer de mama. Cada 10 gramos adicionales de alcohol (más o menos la cantidad que contiene una copa de vino de 4 onzas [118 ml]) al día aumenta el riesgo relativo de desarrollar cáncer de mama a lo largo de la vida en aproximadamente un 10 %.

Para ponerlo en perspectiva: el riesgo global de cáncer de mama a lo largo de la vida de una mujer es de casi 9 de cada 100 si no bebe alcohol. Dos copas al día aumentan el riesgo a un poco más de 10 de cada 100, mientras que seis copas al día aumentan el riesgo a aproximadamente 13 de cada 100.

Las mujeres y las niñas están bebiendo más alcohol

Según una encuesta realizada en 2009, aproximadamente el 47 % de las mujeres de 12 años o más en Estados Unidos declararon ser bebedoras actuales, es decir, que tomaron una bebida alcohólica en los últimos 30 días.

Las tendencias sugieren que las mujeres blancas y con empleo beben mayores cantidades de alcohol y con mayor frecuencia. Parte de este aumento puede reflejar una mayor comodidad de las mujeres para hablar sobre su consumo de alcohol.

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Los estigmas sociales están desapareciendo

Históricamente, las mujeres han tendido a sentir más vergüenza que los hombres por beber y emborracharse, pero parece que, entre las más jóvenes, este estigma está desapareciendo. Aunque los hombres siguen siendo más propensos a beber y emborracharse, las mujeres están bebiendo más y con más frecuencia que antes.

De acuerdo con los datos de una encuesta realizada a casi 18,000 estudiantes universitarias de todo EE. UU., aproximadamente una de cada tres alumnas bebe alcohol en exceso (consumen cuatro o más copas consecutivas, a menudo y de corrido).
Además:

  • La tasa de consumo compulsivo de alcohol en las universidades exclusivamente de mujeres aumentó más del doble entre 1993 y 2001.
  • Aunque son más los hombres universitarios dependientes del alcohol, las mujeres constituyen más de la mitad de los universitarios que abusan del alcohol.

Estas tendencias son preocupantes, ya que el consumo compulsivo de alcohol no solo conlleva riesgos para la salud de hombres y mujeres, sino que también aumenta las posibilidades de mantener relaciones sexuales no deseadas ni planificadas. Las mujeres corren el riesgo de quedar embarazadas y tanto los hombres como las mujeres corren el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual.

Es fácil cruzar la línea hacia el consumo de alcohol riesgoso

Una bebida alcohólica estándar es:

  • Una botella de cerveza o de bebida preparada con vino de 12 onzas (355 ml).
  • Una copa de vino de 5 onzas (148 ml).
  • 1.5 onzas (44 ml) de bebidas destiladas de 80 grados de alcohol.

Recuerde: el contenido de alcohol de las distintas cervezas, vinos y bebidas destiladas puede variar, y una sola bebida combinada puede contener en realidad casi dos copas estándar.

Para las mujeres en particular, existe una línea muy fina entre el consumo saludable y el perjudicial, una línea que es fácil de cruzar. Aunque el consumo moderado de alcohol se define como no más de siete copas a la semana y no más de tres en un día determinado, esos niveles no son definitivos.

La cantidad de alcohol que una mujer puede beber de forma segura depende de:

  • Su peso y salud.
  • Su composición genética personal y sus antecedentes familiares.
  • El tiempo transcurrido desde que comió.
  • Su edad.

Algunos expertos creen que las mujeres que beben incluso una bebida alcohólica al día pueden estar exponiéndose a un mayor riesgo de sufrir problemas de salud. Para las mujeres embarazadas, ninguna cantidad de alcohol se considera segura.

Debido a que las mujeres se vuelven adictas al alcohol con más facilidad que los hombres, consumir alcohol, aunque sea moderadamente, puede ser una pendiente resbaladiza. Esto es especialmente cierto en el caso de las mujeres mayores. De hecho, aproximadamente la mitad de los casos de alcoholismo en mujeres comienzan después de los 59 años de edad.

Por supuesto, ninguna debería sentirse obligada a empezar a consumir alcohol por sus beneficios en la salud. Hay muchas otras formas de cuidar su salud, como hacer ejercicio con regularidad, seguir una dieta nutritiva, mantener su peso bajo control y no fumar. Sin embargo, es importante que las mujeres que disfrutan las bebidas alcohólicas sepan dónde trazar la línea y estén preparadas para volver a trazarla a medida que envejezcan.

El alcohol afecta a las mujeres de forma única

El cuerpo de la mujer procesa el alcohol más despacio que el del hombre. Para una mujer, una copa tiene aproximadamente el doble de efecto que para un hombre. Además, las mujeres presentan una evolución «telescópica» o acelerada de la dependencia del alcohol, lo que significa que por lo general pasan más rápido que los hombres de la primera bebida alcohólica al primer problema relacionado con el alcohol y a la necesidad de tratamiento.

¿Por qué las mujeres son más sensibles a los efectos del alcohol?

Varios factores biológicos hacen que las mujeres sean más vulnerables que los hombres a los efectos del alcohol.

Grasa corporal. Las mujeres suelen pesar menos que los hombres y, en cada kilo, el cuerpo de la mujer contiene menos agua y más tejido adiposo que el del hombre. Debido a que la grasa retiene el alcohol mientras que el agua lo diluye, el alcohol permanece en mayores concentraciones durante periodos de tiempo más largos en el cuerpo de la mujer y expone a su cerebro y otros órganos a una mayor cantidad de alcohol.

Enzimas. Las mujeres tienen niveles más bajos de dos enzimas: alcohol deshidrogenasa y aldehído deshidrogenasa, que metabolizan (descomponen) el alcohol en el estómago y el hígado. En consecuencia, las mujeres absorben más alcohol en su torrente sanguíneo que los hombres.

Hormonas. Los cambios en los niveles hormonales durante el ciclo menstrual también pueden afectar cómo una mujer metaboliza el alcohol.

Estos factores biológicos explican por qué las mujeres se intoxican con menos alcohol y tienen más probabilidades de sufrir consecuencias adversas, aunque beban cantidades más pequeñas y durante menos años que los hombres.

Los abusos sexuales y físicos aumentan el riesgo

La evidencia sugiere que el abuso sexual o físico durante la infancia puede predisponer tanto a hombres como a mujeres a tener problemas con el alcohol y las drogas en la edad adulta. Dado que las mujeres tienen más probabilidades de haber sido víctimas de abuso sexual en la infancia, se ven afectadas de forma desproporcionada. Las investigaciones demuestran que:

  • Las mujeres que sufrieron abuso físico o sexual en la infancia tienen muchas más probabilidades de consumir alcohol, tener problemas relacionados con el alcohol o volverse dependientes del alcohol.
  • El abuso físico durante la edad adulta que sufren más las mujeres que los hombres parece aumentar el riesgo de que una mujer consuma y abuse del alcohol.
  • El alcohol es un factor importante en la violencia contra las mujeres, ya que interviene en hasta tres de cada cuatro violaciones y en casi el mismo porcentaje de incidentes de violencia doméstica.
  • Las mujeres con antecedentes familiares de abuso de alcohol tienen más probabilidades de abusar del alcohol que los hombres con los mismos antecedentes.

Consumo de alcohol durante el embarazo: Nunca es buena idea

Beber alcohol durante el embarazo puede causar una serie de defectos congénitos físicos y mentales, y es la principal causa prevenible de retraso mental en Estados Unidos. Cuando una mujer embarazada consume alcohol, el alcohol pasa al feto a través de la placenta. En el sistema digestivo en desarrollo del feto, el alcohol se descompone mucho más lentamente que en el cuerpo de un adulto, lo que significa que el nivel de alcohol en la sangre del feto puede permanecer alto durante periodos más largos.

Cualquier tipo de alcohol en cualquier cantidad puede dañar al feto que se está desarrollando, sobre todo durante el primer y segundo trimestre. Los médicos y las autoridades de salud pública recomiendan que las mujeres eviten el consumo de alcohol durante el embarazo.

Riesgos para los hijos

Tan solo en los EE. UU., cada año nacen cerca de 40,000 bebés, o uno de cada 100, con trastornos del espectro alcohólico fetal (término que engloba el síndrome alcohólico fetal y varios trastornos relacionados).

Los bebés con estos problemas por lo general:

  • Tienen bajo peso al nacer.
  • Presentan anomalías faciales, como orificios oculares más pequeños, pómulos aplanados y un surco poco desarrollado entre la nariz y el labio superior.
  • Tienen problemas para comer y dormir.
  • Desarrollan dificultades de aprendizaje.
  • Desarrollan problemas del comportamiento.
  • Necesitan educación especial.
  • Necesitan atención médica especial durante gran parte de su vida.

Cómo superar los obstáculos para acceder al tratamiento y la recuperación

Las mujeres no solo toleran menos los efectos del alcohol que los hombres, sino que también son menos propensas a buscar ayuda específica para superar cualquier problema con el consumo de alcohol que desarrollen. Los hombres que abusan del alcohol son más propensos a entrar en programas de tratamiento del alcoholismo, mientras que las mujeres se inclinan más por buscar ayuda de médicos de atención primaria y consejeros de salud mental.

Las mujeres con problemas de consumo de alcohol:

  • Se resisten sobre todo a ser etiquetadas como alcohólicas.
  • Es más probable que atribuyan sus problemas a la depresión, la ansiedad o los conflictos familiares.
  • Tienden a rehuir de los programas de tratamiento específicamente diseñados para tratar los problemas con el alcohol debido al estigma social sobre las mujeres que consumen alcohol.

Las mujeres y los hombres son igualmente capaces de recuperarse

Durante mucho tiempo, los expertos creyeron que las mujeres con problemas de abuso de sustancias tenían menos probabilidades que los hombres de recuperarse. Sin embargo, la evidencia disponible al respecto era limitada, ya que muchos estudios sobre los resultados del tratamiento para el abuso de sustancias que se realizaron antes de la década de 1990 solo incluían a hombres. Los pocos estudios en los que participaron tanto hombres como mujeres no examinaron el impacto de las diferencias de género.

La situación cambió a principios de la década de 1990, después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) y los Institutos Nacionales de la Salud publicaran directrices destinadas a aumentar la representación de las mujeres y las minorías en los estudios de investigación. Un estudio sobre la dependencia del alcohol y las drogas demostró que las mujeres son tan capaces de recuperarse como los hombres. Aun así, las mujeres se enfrentan a algunos retos únicos.

Las mujeres pueden tener dificultades para acceder al tratamiento

Varios estudios concluyen que las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de entrar en programas de tratamiento para problemas de abuso de sustancias, incluidos los relacionados con el alcohol. Aunque sigue siendo poco claro a qué se debe, algunos obstáculos específicos al tratamiento parecen afectar a las mujeres con más frecuencia que a los hombres. Por ejemplo:

Acceso a guarderías. Las mujeres con hijos pequeños necesitan tener acceso a servicios adecuados de guardería antes de iniciar un tratamiento. Es posible que les preocupe perder la custodia de sus hijos si revelan que tienen un problema con el alcohol.

Dificultades económicas. Las mujeres tienen más probabilidades de enfrentarse a dificultades económicas, como empleos con salarios más bajos, poca flexibilidad de horarios y de tiempo libre remunerado.

Trastornos de la salud mental. Las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir trastornos del estado de ánimo, de ansiedad y alimentarios, y podrían beneficiarse si se atendieran al mismo tiempo que el trastorno por abuso de sustancias. Sin embargo, pocos programas de tratamiento para el abuso de sustancias ofrecen un tratamiento adecuado para los trastornos psiquiátricos.

Necesidad de programas de tratamiento solo para mujeres. Pueden ser más útiles que los programas mixtos para algunas mujeres, como las que han sufrido abuso sexual o físico.

Hay esperanza

Aunque las mujeres siguen resistiéndose a entrar en los programas tradicionales de tratamiento del alcoholismo, es importante que busquen apoyo médico y emocional de otras fuentes. La psicoterapia, los grupos de autoayuda y los medicamentos disponibles para ayudar a las mujeres a dejar o reducir su consumo de alcohol.

Cualquiera que haya luchado para superar su dependencia al alcohol o un problema de abuso de alcohol sabe lo difícil que puede ser el proceso de recuperación. Pero la evidencia sugiere que las mujeres tienen las mismas probabilidades que los hombres de recuperarse una vez que inician el tratamiento; un rayo de esperanza que puede hacer que el viaje hacia la recuperación valga la pena.

Adaptado con el permiso de los informes especiales de salud publicados por Harvard Health Publications.

Última actualización o revisión el febrero 19, 2024