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Trastornos alimenticios

Tratamiento y recuperación de los trastornos alimenticios

¿Estás listo para empezar la recuperación de la anorexia, la bulimia u otro trastorno alimenticio? Estos consejos pueden ayudarte a empezar con la recuperación y a desarrollar verdadera confianza en ti mismo.

¿Cómo empiezo con la recuperación de un trastorno alimenticio?

Las voces interiores de la anorexia y la bulimia susurran que nunca serás feliz hasta que bajes de peso y que tu valor se mide por tu aspecto físico. Pero la verdad es que la felicidad y la autoestima provienen de amarte a ti mismo por quien realmente eres, y eso solo es posible con la recuperación.

El camino hacia la recuperación de un trastorno alimenticio empieza por admitir que tienes un problema. Esta aceptación puede ser difícil, especialmente si todavía te aferras a la creencia, incluso en el fondo de tu mente, de que bajar de peso es la clave de tu felicidad, confianza y éxito. Incluso cuando por fin comprendes que esto no es cierto, los viejos hábitos siguen siendo difíciles de romper.

La buena noticia es que los comportamientos que has aprendido también pueden desaprenderse. Al igual que cualquiera puede desarrollar un trastorno alimenticio, también cualquier persona puede mejorarse. Sin embargo, superar un trastorno alimenticio implica más que solo dejar conductas alimenticias poco saludables. También se trata de aprender nuevas formas de afrontar el dolor emocional y de redescubrir quién eres más allá de tus hábitos alimenticios, tu peso y tu imagen corporal.

La verdadera recuperación de un trastorno alimenticio implica aprender a:

  • Escuchar tus sentimientos.
  • Escuchar tu cuerpo.
  • Aceptarte.
  • Amarte.

Esto puede parecer mucho que afrontar, pero recuerda que no estás solo. La ayuda existe y la recuperación está a tu alcance. Con la orientación y el apoyo adecuados, puedes liberarte del patrón destructivo de tu trastorno alimenticio, recuperar tu salud y volver a encontrar la alegría de vivir.

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Busca ayuda

Una vez que hayas decidido hacer un cambio, hablar sobre el problema es un paso importante en el camino hacia la recuperación. Puede dar miedo o vergüenza buscar ayuda para un trastorno alimenticio, por lo que es importante elegir a una persona que te apoye y te escuche de verdad, sin juzgarte ni rechazarte. Puede ser un amigo cercano, un familiar, un líder juvenil, un profesor o un consejero escolar a quien le tengas confianza. O incluso puede ser más cómodo abrirse con un terapeuta o un médico.

Elige el momento y el lugar adecuados. No hay reglas específicas y rápidas para contarle a alguien de tu trastorno alimenticio. Pero ten cuidado de elegir el momento y el lugar adecuados, idealmente algún lugar privado donde no te apresuren ni te interrumpan.

Empezar la conversación. Esta puede ser la parte más difícil. Una forma de empezar es simplemente diciendo: “Tengo algo importante que decirte. Es difícil para mí hablar sobre esto, por lo que agradecería mucho si me tienes paciencia y me escuchas”. A partir de ahí, es posible que desees hablar de cuándo empezó tu trastorno alimenticio, de los sentimientos, pensamientos y conductas implicados y de cómo te ha afectado el trastorno.

Ten paciencia. Tu amigo o familiar tendrá su propia reacción emocional al enterarse de tu trastorno alimenticio. Es posible que se sienta impactado, desesperado, confundido, triste o incluso enojado. Es posible que no sepa cómo responder o ayudarte. Dale tiempo para digerir lo que le estás contando. También es importante darle información sobre tu trastorno alimenticio específico.

Sé específico sobre cuál es la mejor manera en la que puede apoyarte esa persona. Por ejemplo, es posible que quieras que la persona te ayude a encontrar tratamiento, que te acompañe a ver a un médico, que te pregunte regularmente sobre cómo te sientes o que te ayude a encontrar alguna otra forma de apoyar tu recuperación (sin convertirse en la policía de la comida).

Grupos de apoyo para trastornos alimenticios

Aunque la familia y los amigos pueden ser de gran ayuda para brindar apoyo, es posible que también quieras unirte a un grupo de apoyo para trastornos alimenticios. Estos grupos proporcionan un espacio seguro en el que puedes hablar libremente de tu trastorno alimenticio y recibir consejos y apoyo de personas que saben por lo que estás pasando.

Hay muchos tipos de grupos de apoyo para los trastornos alimenticios. Algunos son dirigidos por terapeutas profesionales, mientras que otros los moderan voluntarios capacitados o personas que se han recuperado de un trastorno alimenticio. En Internet, puedes encontrar grupos de apoyo, salas de chat y foros para la anorexia y la bulimia. Pueden ser especialmente útiles si no estás preparado para buscar ayuda cara a cara o no hay un grupo de apoyo en tu zona.

Para obtener ayuda para encontrar un grupo de apoyo para trastornos alimenticios:

  • Pídele a tu médico o terapeuta una referencia.
  • Llama a hospitales y universidades locales.
  • Llama a los centros y clínicas locales de trastornos alimenticios.
  • Visita el centro de orientación de tu escuela.

Recibir tratamiento para un trastorno alimenticio

Aunque hay una gran variedad de opciones de tratamiento disponibles para quienes luchan contra los trastornos alimenticios, es importante encontrar el tratamiento, o la combinación de tratamientos, que mejor funcione para ti.

Un tratamiento eficaz debe atender no solamente tus síntomas y hábitos alimenticios destructivos. También debe atender las causas profundas del problema, los desencadenantes emocionales que conducen al trastorno alimenticio y a tu dificultad para afrontar el estrés, la ansiedad, el miedo, la tristeza u otras emociones incómodas.

Paso 1: reúne a tu equipo de tratamiento

Dado que los trastornos alimenticios tienen graves consecuencias emocionales, médicas y nutricionales, es importante contar con un equipo de profesionales que pueda atender todos los aspectos de tu problema. Al hacer tu búsqueda, enfócate en encontrar a los profesionales adecuados que te hagan sentir cómodo, aceptado y seguro.

Para encontrar un especialista en el tratamiento de trastornos alimenticios en tu zona:

  • Pídele a tu médico general una referencia.
  • Pregunta en los hospitales o clínicas locales.
  • Pregúntale al consejero o a la enfermera de tu escuela.
  • Llama a una de las líneas de ayuda que aparecen más adelante, en la sección Obtener más ayuda.

Paso 2: atiende los problemas de salud

Los trastornos alimenticios pueden ser mortales, y no solo si tienes un peso drásticamente bajo. Tu salud puede estar en peligro, incluso si solo ocasionalmente ayunas, te das atracones o te purgas, por lo que es importante que te hagas una evaluación médica completa. Si la evaluación revela problemas de salud, estos deben ser la prioridad. Nada es más importante que tu bienestar. Si tienes alguna condición potencialmente mortal, es posible que sea necesario hospitalizarte para mantenerte a salvo.

Paso 3: haz un plan de tratamiento a largo plazo

Cuando tus problemas de salud estén bajo control, tú y tu equipo de tratamiento podrán trabajar en un plan de recuperación a largo plazo. Tu plan de tratamiento puede incluir:

Terapia individual o de grupo. La terapia puede ayudarte a explorar los problemas subyacentes de tu trastorno alimenticio, a mejorar tu autoestima y a aprender formas sanas de responder al estrés y al dolor emocional. Los terapeutas tienen métodos diferentes, por lo que es importante que hables con ellos sobre tus objetivos mientras avanzas en el camino hacia la recuperación.

Terapia familiar. La terapia familiar puede ayudarte a ti y a los miembros de tu familia a explorar cómo el trastorno alimenticio está afectando sus relaciones, y cómo diversas dinámicas familiares pueden estar contribuyendo al problema o impidiendo la recuperación. Juntos, trabajarán para mejorar la comunicación, el respeto y el apoyo.

Orientación nutricional. El objetivo de un nutricionista o dietista es ayudarte a incorporar conductas alimenticias saludables a tu vida cotidiana. Un nutricionista no puede cambiar tus hábitos de la noche a la mañana, pero a lo largo de un periodo de tiempo, puedes aprender a desarrollar una relación más sana con la comida.

Supervisión médica. A menudo, el tratamiento incluye un seguimiento regular por parte de un médico para asegurarse de que tu salud no está en riesgo. Esto puede incluir pesajes regulares, análisis de sangre y otros exámenes médicos.

Tratamiento residencial. En raras ocasiones, es posible que necesites más apoyo del que puede proporcionarse de manera ambulatoria. Los programas de tratamiento residencial ofrecen atención y supervisión las 24 horas del día para ayudarte a volver a la normalidad. El objetivo es conseguir que estés lo suficientemente estable como para continuar el tratamiento en casa.

Paso 4: aprende estrategias de autoayuda

Si bien buscar ayuda profesional es importante, no subestimes tu propia participación en la recuperación. Cuanto más motivado estés para comprender por qué desarrollaste un trastorno alimenticio y para aprender habilidades de afrontamiento más sanas, más rápido verás el cambio y la sanación. Los siguientes consejos pueden ayudarte:

Consejo de autoayuda 1: aprende formas más sanas de afrontar el dolor emocional

Puede parecer que los trastornos alimenticios giran en torno a la comida, después de todo, tus reglas y miedos sobre las dietas y el peso se han apoderado de tu vida. Pero la comida en sí no es el verdadero problema. Los trastornos alimenticios son un mecanismo de afrontamiento del estrés o de otras emociones desagradables. Por ejemplo, es posible que rechaces la comida para sentirte en control, darte atracones para reconfortarte o purgarte para castigarte. Pero sin importar la necesidad que tu trastorno alimenticio satisfaga en tu vida, puedes aprender formas más sanas de afrontar las emociones negativas y de lidiar con los retos de la vida.

El primer paso es averiguar qué ocurre realmente en tu interior. ¿Estás molesto por algo? ¿Deprimido? ¿Estás estresado? ¿Te sientes solo? ¿Hay algún sentimiento intenso que estés tratando de evitar? ¿Quieres comer para calmarte, reconfortarte o aliviar el aburrimiento? Una vez que identifiques la emoción que estás experimentando, podrás elegir una alternativa positiva a soportar el hambre o darte un atracón.

Aquí tienes algunas sugerencias para empezar:

  • Llama a un amigo
  • Escucha música
  • Juega con una mascota
  • Lee un buen libro
  • Sal a caminar
  • Escribe en tu diario
  • Ve al cine
  • Pasa tiempo en la naturaleza
  • Juega tu juego favorito
  • Hazle un favor a alguien más
Afrontar la anorexia y la bulimia: qué hacer y qué no hacer con respecto a las emociones
Qué sí hacer…
  • Permítete ser vulnerable con las personas en las que confías.
  • Déjate vivir plenamente cada emoción.
  • Mantente abierto y acepta todas tus emociones.
  • Acércate a las personas para reconfortarte cuando te sientas mal, en lugar de enfocarte en la comida.
  • Permite que tus emociones vayan y vengan a su antojo, sin miedo.
Qué no hacer…
  • No finjas que no sientes nada cuando sí lo sientes.
  • No permitas que nadie te avergüence o te humille por tener o expresar tus sentimientos.
  • No evites los sentimientos porque te hacen sentir incómodo.
  • No te preocupes de que tus sentimientos te vayan a quebrar.
  • No te enfoques en la comida cuando estés viviendo una emoción dolorosa.
Adaptado de: The Food and Feelings Workbook (El libro de trabajo de la comida y los sentimientos), de Karin R. Koeing, Gurze Books

Consejo 2: desarrolla una relación más equilibrada con la comida

Aunque la comida en sí no sea el problema, desarrollar una relación más sana con ella es esencial para tu recuperación. La mayoría de las personas con trastornos alimenticios tienen problemas para controlarse por lo que respecta a la comida, fluctuando a menudo entre las reglas estrictas y el caos. El objetivo es encontrar un equilibrio.

Deja de seguir reglas alimentarias rígidas. Las reglas estrictas sobre la comida y la alimentación acrecientan los trastornos alimenticios, por lo que es importante reemplazarlas por otras más sanas. Por ejemplo, si tienes una regla que prohíbe todos los postres, cámbiala por una pauta menos rígida, como “No comeré postre todos los días”. No subirás de peso por disfrutar de vez en cuando de un helado o una galleta.

No hagas dieta. Cuanto más restrinjas la comida, más probable es que te preocupes, e incluso te obsesiones, con ella. Así que en lugar de enfocarte en lo que “no debes” comer, enfócate en comida nutritiva que te dé energía y fortalezca tu cuerpo. Piensa en la comida como combustible para tu cuerpo. Tu cuerpo sabe cuándo está bajo el tanque, así que escúchalo. Come cuando tengas hambre de verdad y detente cuando estés satisfecho.

Apégate a un horario regular de comidas. Es posible que estés acostumbrado a saltarte comidas o a ayunar durante largos periodos. Pero cuando pasas hambre, la comida se convierte en lo único en lo que piensas. Para evitar esta preocupación, intenta comer cada tres horas. Planea con anticipación las comidas y los refrigerios, ¡y no te los saltes!

Consejo 3: aprende a aceptarte y a amarte tal y como eres

Cuando basas tu autoestima únicamente en la apariencia física, estás ignorando todas las demás cualidades, logros y habilidades que te hacen hermoso. Piensa en tus amigos y familiares. ¿Te aman por tu aspecto físico o por quien eres? Lo más probable es que tu aspecto físico ocupe un lugar bajo en la lista de lo que aman de ti, y seguramente tú te sientes igual con respecto a ellos. Entonces, ¿por qué ocupa el primer lugar de tu propia lista?

Darle demasiada importancia a tu aspecto físico lleva a tener baja autoestima y a sentir inseguridad. Pero puedes aprender a mirarte de forma positiva y equilibrada:

Haz una lista de tus cualidades positivas. Piensa en todas las cosas que te gustan de ti. ¿Eres inteligente? ¿Gentil? ¿Creativo? ¿Leal? ¿Divertido? ¿Cuáles dirían los demás que son tus buenas cualidades? Incluye tus talentos, habilidades y logros. Piensa también en las cualidades negativas que no  tienes.

Deja de revisarte el cuerpo. Pellizcarte para ver si estás gordo, pesarte continuamente o probarte ropa demasiado pequeña solo alimenta una visión negativa de ti mismo y te da una imagen distorsionada de tu aspecto real. Todos somos muy malos detectando cambios físicos en nosotros mismos. Tu objetivo ahora mismo es aprender a aceptarte a ti mismo y eso no debería depender de un número en la báscula o de un defecto percibido que crees estar viendo en el espejo.

Evita hablar sobre tu peso y el de los demás. Es algo que muchos de nosotros hacemos sin ni siquiera darnos cuenta. Tal vez hacemos bromas a costa de nuestro aspecto, criticamos a un famoso por subir unos cuantos kilos, o cuando saludamos a los amigos, nos enfocamos en su aspecto físico, en su nuevo atuendo o su cuerpo recién tonificado, por ejemplo. Pero, enfocarse en la apariencia propia o la de los demás, solo conduce a sentimientos de inconformidad con el cuerpo. En lugar de decirle a los demás: “¡Te ves increíble!”, intenta enfocarte en algo que no sea el aspecto físico, como “¡Te ves muy feliz!”. Y evita pasar tiempo con personas empeñadas en juzgar a los demás por su apariencia.

Cuestiona tu diálogo interno negativo. Todos tenemos pensamientos negativos sobre nuestra apariencia de vez en cuando. Lo importante es no basar tu autoestima en esos pensamientos. En lugar de eso, cuando te des cuenta de que estás siendo autocrítico o pesimista, detente y cuestiona el pensamiento negativo. Pregúntate qué evidencia tienes para respaldar esa idea. ¿Cuál es la evidencia en contra? El hecho de que creas algo no significa que sea verdadero.

Consejos para mejorar la imagen corporal

Vístete para ti, no para los demás. Debes de sentirte bien con lo que vistes. Elige ropa que exprese tu personalidad y te haga sentir cómodo y seguro.

Deja de compararte con los demás. Incluso las personas que no padecen un trastorno alimenticio experimentan sentimientos de ansiedad e inferioridad cuando se comparan con otros en las redes sociales. La gente exagera los aspectos positivos de su vida en Facebook, Instagram y otras redes similares, dejando de lado sus defectos y las dudas y decepciones que todos experimentamos. Si es necesario, tómate un descanso de las redes sociales y tira las revistas de moda. Incluso cuando te das cuenta de que las imágenes son pura fantasía lograda con Photoshop, pueden desencadenar sentimientos de inseguridad. Aléjate hasta que estés seguro de que no afectarán tu autoaceptación.

Consiente tu cuerpo. En lugar de tratar a tu cuerpo como el enemigo, míralo como algo valioso. Consiéntete con un masaje, una manicura, un facial, un baño a la luz de las velas o con una loción aromática o perfume que te ponga feliz.

Mantente activo.Aunque es importante no excederse con el ejercicio, mantenerse activo es bueno tanto para tu bienestar mental como físico. La clave es distinguir entre el ejercicio compulsivo, el cual se basa en reglas y se enfoca en el peso, y el ejercicio que está libre de reglas y es divertido y flexible. Enfócate en las actividades que disfrutes y hazlas porque mejoran tu estado de ánimo, no porque puedan modificar tu apariencia. Las actividades al aire libre pueden ser especialmente buenas para incrementar tu sensación de bienestar.

Consejo 4: evita las recaídas

El trabajo de recuperación de un trastorno alimenticio no termina cuando has adquirido hábitos más saludables. Es importante que tomes medidas para mantener tu progreso y evitar las recaídas.

Desarrolla un sistema de apoyo sólido. Rodéate de personas que te apoyen y quieran verte sano y feliz. Evita a las personas que drenen tu energía, fomenten conductas alimenticias poco saludables o te hagan sentir mal contigo mismo.

Identifica tus “desencadenantes”. ¿Es más probable que vuelvas a tus antiguos comportamientos destructivos durante las vacaciones, la semana de exámenes o en la temporada de trajes de baño? ¿O es probable que las dificultades en el trabajo o en tu relación desencadenen tus hábitos alimenticios poco saludables? Conoce cuáles son tus primeras señales de alarma y ten un plan para lidiar con ellas, como ir a terapia más seguido o pedir apoyo adicional a familiares y amigos.

Evita los sitios web pro-ana y pro-mia. No visites sitios web que promuevan o glorifiquen la anorexia y la bulimia. Estos sitios los dirigen personas que quieren excusas para continuar en su camino destructivo. El “apoyo” que te ofrecen es peligroso y solo serán un obstáculo para tu recuperación.

Lleva un diario. Escribir en un diario puede ayudarte a controlar tus pensamientos, emociones y comportamientos. Si notas que estás volviendo a caer en patrones negativos, actúa inmediatamente.

Apégate a tu plan de tratamiento del trastorno alimenticio. No descuides la terapia ni otros componentes de tu tratamiento, incluso si te sientes mejor. Sigue las recomendaciones de tu equipo de tratamiento.

Llena tu vida de actividades positivas. Date tiempo para hacer actividades que te aporten alegría y satisfacción. Prueba algo que siempre hayas querido hacer, desarrolla una nueva habilidad, empieza un pasatiempo divertido o haz un voluntariado en tu comunidad. Cuanto más gratificante sea tu vida, menos ganas tendrás de enfocarte en la comida y el peso.

Si tienes un pequeño descuido, no te mortifiques. La recuperación es un proceso, por lo que a menudo conlleva retrocesos. No dejes que los sentimientos de culpa o vergüenza te distraigan de tu recuperación, mejor piensa en cómo afrontarás la misma situación la próxima vez. Recuerda que un pequeño descuido no tiene por qué convertirse en una recaída completa.

Líneas de ayuda y apoyo

Última actualización o revisión el febrero 19, 2024