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Autismo

¿Mi hijo tiene autismo?

Detectar el autismo oportunamente marca una gran diferencia. Al reconocer los primeros signos y síntomas, podrá conseguirle a su hijo la ayuda que necesita para aprender, crecer y prosperar.

¿Qué es el autismo?

El autismo se manifiesta por medio de una variedad de síntomas. El trastorno del espectro autista (TEA o ASD, por sus siglas en inglés) aparece en la infancia y en la primera infancia, provocando retrasos en muchas áreas básicas del desarrollo, como aprender a hablar, a jugar y a interactuar con otras personas.

Los signos y síntomas del autismo varían ampliamente, al igual que sus efectos. Algunos niños con autismo solo presentan deficiencias leves, mientras que otros tienen que superar más obstáculos. Sin embargo, cada niño con trastorno del espectro autista tiene problemas, hasta cierto grado, en las siguientes tres áreas:

  • Para comunicarse de manera verbal y no verbal.
  • Para relacionarse con otras personas y con el mundo que les rodea.
  • Para pensar y comportarse según la situación.

Las opiniones en cuanto a las causas del autismo y la mejor manera de tratarlo varían entre médicos, padres y expertos. Sin embargo, hay un hecho en el que todos coinciden: la intervención oportuna e intensiva ayuda, y puede marcar una gran diferencia para los niños en riesgo de presentarlo y para los niños que muestran los primeros signos. No importa la edad de su hijo, no pierda la esperanza. El tratamiento puede disminuir los efectos del trastorno y ayudar a su hijo a triunfar en la vida.

¿Qué es el autismo de alto funcionamiento?

Aunque no se considera un diagnóstico oficial o un término médico, «alto funcionamiento» implica que una persona con autismo tiene la capacidad intelectual para desenvolverse en la sociedad sin ayuda. Este término se usó a menudo para describir a las personas son el síndrome de Asperger, que al inicio se categorizó como un trastorno independiente y más leve que el autismo. Por ejemplo, un niño diagnosticado con Asperger podría no experimentar el mismo retraso en el habla que un niño diagnosticado con autismo. Sin embargo, aunque oficialmente el síndrome de Asperger ya forma parte del espectro autista más amplio es posible que, en ocasiones, aún escuche que se usa ese término.

[Lea: Trastornos del espectro autista]

En un estudio que se realizó en el año 2019, los investigadores debatieron sobre si el término «alto funcionamiento» podría resultar negativo y confuso, ya que da gran importancia al coeficiente intelectual (CI o IQ, por sus siglas en inglés) y no toma en cuenta todas las posibles fortalezas y debilidades que una persona con autismo puede tener. Lo que significa que, solo porque una persona tenga un CI promedio o elevado, no significa que se pueda adaptar o desempeñar bien en otros aspectos.

Le contaremos la historia de una bebé

Melanie es una niña sana de un año de edad, pero a sus padres les preocupa su desarrollo, ya que no está haciendo muchas cosas que su hermano mayor hizo a su edad, como jugar «¿Dónde está el bebé? ¡Aquí está!» e imitar expresiones y gestos.

La mamá y el papá de Melanie tratan de captar su atención con juguetes, canciones y juegos, pero nada de lo que hacen logra despertar su interés o provocar una risa o una sonrisa. De hecho, pocas veces hace contacto visual. Aunque han revisado su audición y ha obtenido resultados normales, no balbucea, no hace otros ruidos típicos de los bebés ni responde cuando sus padres la llaman por su nombre. Melanie necesita que un especialista en desarrollo infantil la revise de inmediato.

Formas en que los padres pueden reconocer las señales de advertencia

Como padre, usted está en la mejor posición para detectar los primeros síntomas de advertencia del autismo. Usted conoce a su hijo mejor que nadie y observa los comportamientos y peculiaridades que un pediatra podría no observar durante una rápida consulta de quince minutos. El pediatra de su hijo puede ser un valioso compañero, pero no le reste importancia a sus propias observaciones y a su experiencia. La clave es informarse para que sepa reconocer lo que sí es normal y lo que no.

Monitoree el desarrollo de su hijo. El autismo implica una variedad de retrasos del desarrollo, por lo que vigilar de cerca a su hijo para verificar que logre los hitos cognitivos, emocionales y cognitivos clave o si los logra, es una manera efectiva de detectar el problema de manera oportuna. Si bien los retrasos del desarrollo no implican en automático que su hijo tiene autismo, sí pueden indicar un mayor riesgo.

Si le preocupa que su hijo tenga autismo, actúe de inmediato. Todos los niños se desarrollan a su propio ritmo, por lo que no debe asustarle que su hijo se retrase un poco para hablar o caminar. Cuando hablamos de desarrollo saludable, lo «típico» abarca muchos aspectos. Sin embargo, si su hijo no logra los hitos que debería de acuerdo con su edad, o si usted sospecha que hay un problema, comparta sus inquietudes con el médico de su hijo de inmediato. No espere.

No acepte que le digan que hay que esperar para ver qué sucede. A muchos padres les dicen «no se preocupe» o «esperaremos a ver qué pasa», pero esperar es lo peor que puede hacer, ya que pierde tiempo valioso en una edad en la que su hijo tiene la mejor oportunidad de mejorar. Además, ya sea que el retraso sea causado por el autismo o algún otro factor, es poco probable que los niños con retraso del desarrollo simplemente «superen» sus problemas. Para que su hijo desarrolle habilidades en el campo en el que presenta retraso, necesitará ayuda adicional y tratamiento especializado.

Confíe en su intuición. Lo ideal sería que el médico de su hijo tomará sus inquietudes en serio y realizará una evaluación minuciosa para detectar autismo u otros retrasos del desarrollo. No obstante, hay ocasiones en las que incluso los médicos bien intencionados pasan por alto las señales de alerta o subestiman los problemas. Hágale caso a su intuición si siente que algo no anda bien y sea persistente. Programe una cita con el médico de su hijo, busque una segunda opinión o pida una referencia para consultar a un especialista en desarrollo infantil.

La presencia de regresión de cualquier tipo es un signo de advertencia importante de autismo

Algunos niños con trastorno del espectro autista empiezan a desarrollar habilidades comunicativas y después tienen una regresión, que suele darse entre los 12 y 24 meses. Por ejemplo, un niño que se comunicaba con palabras como «mami» o «arriba» puede dejar de expresarse verbalmente por completo, o un niño podría dejar de participar en juegos sociales que solía disfrutar, como «¿Dónde está el bebé? ¡Aquí está!», el juego de las palmadas, o decir «adiós» con las manos. Dejar de hablar, balbucear, hacer gestos o perder las habilidades sociales debe tomarse muy en serio, ya que la regresión es una de las señales de alerta más importantes del autismo.

Signos y síntomas del autismo en bebés y niños pequeños

Si el autismo se detecta en la infancia, el tratamiento puede aprovechar al máximo la excepcional plasticidad que tiene el cerebro a una edad joven. Aunque es difícil diagnosticar el autismo antes de los 24 meses, los síntomas a menudo inician entre los 12 y los 18 meses. Si se detectan los síntomas antes de los 18 meses de edad, el tratamiento intensivo podría ayudar a reprogramar el cerebro y revertir los síntomas.

[Lea: Tratamientos, terapias e intervenciones para el autismo]

Los primeros signos de autismo implican que el niño o la niña no exhibe comportamientos típicos, mas no que presenta comportamientos atípicos, por lo que puede ser difícil de detectar. En algunos casos, los primeros síntomas del autismo se malinterpretan como signos de un «bebé bien portado», ya que el niño pequeño podría parecer callado, independiente y poco demandante. Sin embargo, usted puede detectar las señales de advertencia a tiempo siempre y cuando sepa a qué prestar atención.

Algunos niños pequeños con autismo no responden a los abrazos, no piden que los carguen ni miran a sus madres cuando los alimentan.

Primeros signos

Su bebé o niño pequeño:

  • No hace contacto visual, como mirarle cuando le alimenta o devolverle la sonrisa cuando le sonríe.
  • No responde cuando le llama por su nombre ni al sonido de una voz conocida.
  • No sigue objetos con la vista ni mira hacia las cosas que usted señala.
  • No señala, dice adiós ni usa otros gestos para comunicarse.
  • No hace ruidos para llamar su atención.
  • No pide abrazos ni responde a ellos, ni tampoco pide que le carguen.
  • No imita los movimientos o expresiones faciales que usted hace.
  • No juega con otras personas ni muestra interés y alegría.
  • No nota ni le importa que usted se haya lastimado o si se siente mal.

Señales de alerta en cuanto al desarrollo

Los siguientes retrasos justifican que el pediatra de su hijo le haga una evaluación inmediata:

Si a los 6 meses: no muestra grandes sonrisas ni otro tipo de expresiones alegres y cariñosas.

Si a los 9 meses: no intercambia sonidos, sonrisas ni otras expresiones faciales.

Si a los 12 meses: no responde al llamarle por su nombre.

Si a los 12 meses: no balbucea ni usa «lenguaje de bebé».

Si a los 12 meses: no hace ni responde a gestos como señalar, mostrar, alcanzar o saludar.

Si a los 16 meses: no se expresa verbalmente.

Si a los 24 meses: no dice frases de dos palabras que tengan sentido y que no sean por imitación o repetición.

Signos y síntomas en niños más grandes

A medida que los niños crecen, las señales de alerta para detectar el autismo se vuelven más diversas. Hay muchos signos y síntomas de alerta, pero, por lo general, giran en torno al deterioro en las habilidades sociales, a las dificultades del habla y del lenguaje, a las dificultades en la comunicación no verbal y al comportamiento inflexible.

Signos de dificultades sociales

  • Muestra desinterés o no es consciente de los demás ni de lo que sucede a su alrededor.
  • No sabe cómo relacionarse con otras personas, jugar o hacer amigos.
  • Prefiere que no le toquen, sostengan ni abracen.
  • No participa en «juegos imaginativos», en juegos grupales, no imita a otros ni juega con juguetes de formas creativas.
  • Tiene problemas para comprender los sentimientos o para hablar de ellos.
  • Parece que no escucha cuando otras personas le hablan.
  • No comparte intereses ni logros con otros (dibujos, juguetes).

La interacción social básica puede ser difícil para los niños con un trastorno del espectro autista. Muchos niños con un trastorno del espectro autista parecen preferir vivir en su propio mundo, apartados e indiferentes a los demás.

Signos de dificultades del habla y del lenguaje

  • Habla en un tono de voz atípico o con un ritmo o tono extraño (por ejemplo, termina cada oración como si estuviera haciendo una pregunta).
  • Repite las mismas palabras o frases una y otra vez, a menudo sin la intención de comunicarse.
  • Responde a las preguntas repitiéndolas en vez de responderlas.
  • Habla de manera incorrecta (comete errores gramaticales y usa palabras equivocadas) o se refiere a sí mismo en tercera persona.
  • Tiene dificultad para comunicar sus necesidades o deseos.
  • No comprende instrucciones, enunciados o preguntas sencillas.
  • Interpreta literalmente lo que se dice (no capta el humor, la ironía o el sarcasmo).

Los niños con trastorno del espectro autista tienen dificultades con el habla y el lenguaje. A menudo comienzan a hablar tarde.

Signos de dificultades con la comunicación no verbal

  • Evita el contacto visual.
  • Hace expresiones faciales que no concuerdan con lo que dice.
  • No percibe las expresiones faciales, el tono de voz o los gestos de otras personas.
  • Hace pocos ademanes (como señalar). Puede parecer frío o «como un robot».
  • Reacciona de manera inusual a estímulos visuales, olores, texturas y sonidos. Puede ser especialmente sensible a ruidos fuertes. También puede mostrarse indiferente a personas que llegan o se van, así como a los esfuerzos de otros por atraer su atención.
  • Adopta posturas poco comunes, muestra torpeza o tiene formas excéntricas de moverse (por ejemplo, caminar solo de puntitas).

Los niños con trastorno del espectro autista tienen problemas para captar señales no verbales sutiles y utilizar el lenguaje corporal. Esto hace que la interacción social les resulte difícil.

Signos de inflexibilidad

  • Sigue una rutina estricta (por ejemplo, insiste en tomar una ruta específica hacia la escuela).
  • Tiene dificultades para adaptarse a los cambios de horario o en el entorno (por ejemplo, hace una rabieta si se cambia de lugar el mobiliario o si la hora de acostarse es a una hora diferente a la usual).
  • Tiene apegos inusuales a juguetes u objetos extraños como llaves, interruptores de luz o bandas elásticas. Alinea cosas de forma obsesiva o las organiza en un orden determinado.
  • Se obsesiona con un tema de interés específico, que a menudo involucra números o símbolos (por ejemplo, memorizar y recitar datos sobre mapas, horarios de trenes o estadísticas deportivas).
  • Pasa largos periodos mirando objetos que se mueven, como un ventilador de techo, o enfocándose en una parte específica de un objeto, como las llantas de un auto de juguete.
  • Repite las mismas acciones o movimientos una y otra vez, como agitar las manos, mecerse o girar (conocido como «conducta autoestimulante» o «stimming»). Algunos investigadores y profesionales clínicos creen que estos comportamientos pueden relajar a los niños con autismo más que estimularles.

Los niños con trastorno del espectro autista suelen ser restringidos, inflexibles e incluso obsesivos en sus comportamientos, actividades e intereses.

Conductas restringidas y repetitivas comunes

  • Agitar las manos
  • Mecerse hacia atrás y hacia adelante
  • Girar en círculos
  • Golpecitos con los dedos
  • Golpearse la cabeza
  • Mirar fijamente las luces
  • Mover los dedos frente a los ojos
  • Chasquear los dedos
  • Taparse las orejas
  • Rascarse
  • Alinear juguetes
  • Hacer girar los objetos
  • Hacer girar ruedas
  • Mirar objetos que se mueven
  • Encender y apagar interruptores de luz
  • Repetir palabras o ruidos

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Causas del autismo

Hasta hace poco, la mayoría de los científicos creían que el autismo se debía principalmente a factores genéticos. Sin embargo, una nueva investigación revolucionaria indica que los factores ambientales también pueden ser importantes en el desarrollo del autismo.

Los bebés pueden nacer con una vulnerabilidad genética al autismo que luego se activa por algo en el entorno externo, ya sea mientras están en el útero o en algún momento después del nacimiento.

Es importante señalar que el entorno, en este contexto, significa cualquier cosa fuera del cuerpo. No se limita a cosas como la contaminación o las toxinas en la atmósfera. De hecho, uno de los entornos más importantes parece ser el entorno prenatal.

Factores prenatales que podrían contribuir al autismo

Tomar antidepresivos durante el embarazo, especialmente en los primeros 3 meses.

Tener deficiencias nutricionales al principio del embarazo, en particular no consumir suficiente ácido fólico.

La edad de la madre y el padre.

Complicaciones en el parto o poco después, incluido un peso muy bajo al nacer y anemia neonatal.

Infecciones maternas durante el embarazo.

Exposición a contaminantes químicos, como metales y pesticidas, durante el embarazo.

Se necesita más investigación sobre estos factores de riesgo prenatales, pero si se encuentra en el periodo de embarazo o está intentando concebir, no está de más tomar medidas en este momento para reducir el riesgo de que su bebé tenga autismo.

Cómo reducir el riesgo de autismo: consejos para las futuras madres

Tome un multivitamínico. Tomar 400 microgramos de ácido fólico todos los días ayuda a prevenir defectos congénitos como la espina bífida. No está claro si esto también ayudará a reducir el riesgo de autismo, pero tomar vitaminas no hace daño.

Pregunte sobre los ISRS. Las mujeres que toman inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS o SSRI, por sus siglas en inglés) (o que desarrollan depresión durante el embarazo) deben hablar con un médico sobre todos los riesgos y beneficios de estos medicamentos. La depresión no tratada en una madre también puede afectar el bienestar de su hijo más adelante, por lo que no es una decisión fácil de tomar.

Practique el cuidado prenatal. Comer alimentos nutritivos, tratar de evitar infecciones y acudir con un médico para revisiones regulares puede aumentar las probabilidades de dar a luz a un niño sano.

Fuente: Harvard Health Publications

El autismo y las vacunas

Aunque no se pueden controlar los genes que hereda su hijo ni protegerle de todos los peligros ambientales, hay una cosa muy importante que puede hacer para proteger la salud de su hijo: asegurarse de que reciba las vacunas a tiempo.

A pesar de la gran controversia que existe sobre el tema, la investigación científica no respalda la teoría de que las vacunas o sus componentes provoquen autismo. Cinco importantes estudios epidemiológicos realizados en Estados Unidos, el Reino Unido, Suecia y Dinamarca descubrieron que los niños que recibieron vacunas no presentaban tasas más altas de autismo. Además, una importante revisión de seguridad realizada por el Institute of Medicine (Instituto de Medicina) no encontró ninguna evidencia que respaldara la conexión. Otras organizaciones que han llegado a la conclusión de que las vacunas no están asociadas con el autismo son los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), la American Academy of Pediatrics (Academia Estadounidense de Pediatría) y la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO, por sus siglas en inglés).

Mitos y realidades sobre las vacunas infantiles

Myth:

Las vacunas no son necesarias.

Fact:

Las vacunas protegen a su hijo de muchas enfermedades graves y potencialmente mortales, como el sarampión, la meningitis, la poliomielitis, el tétanos, la difteria y la tos ferina. Estas enfermedades son poco comunes hoy en día porque las vacunas cumplen su función. Sin embargo, las bacterias y los virus que las causan todavía existen y pueden transmitirse a los niños que no están vacunados.

Myth:

Las vacunas causan autismo.

Fact:

A pesar de las extensas investigaciones y estudios de seguridad, los científicos y los médicos no han encontrado un vínculo entre las vacunas infantiles y el autismo u otros problemas de desarrollo. Los niños que no están vacunados no presentan tasas más bajas de trastornos del espectro autista.

Myth:

Las vacunas se administran a una edad muy temprana.

Fact:

La vacunación temprana protege a su hijo de enfermedades graves que tienen más probabilidades de presentarse (y son más peligrosas) en los bebés. Esperar para vacunar a su bebé lo pone en riesgo. El esquema de vacunación recomendado está diseñado para ser más eficaz con el sistema inmunológico de los niños a edades específicas. Es posible que un esquema diferente no ofrezca la misma protección.

Myth:

Se administran demasiadas vacunas al mismo tiempo.

Fact:

Es posible que haya oído teorías de que el esquema de vacunación recomendado sobrecarga el sistema inmunológico de los niños pequeños e incluso puede provocar autismo. Pero las investigaciones demuestran que espaciar las vacunaciones no mejora la salud de los niños ni reduce el riesgo de autismo y, como se ha señalado anteriormente, los pone en riesgo de contraer enfermedades potencialmente mortales.

Qué puede hacer si siente preocupación

Si su hijo tiene un retraso del desarrollo o si ha observado otras señales de alerta de autismo, programe una cita con el pediatra de su hijo de inmediato. De hecho, es una buena idea que un médico le haga una evaluación a su hijo incluso si está alcanzando los hitos del desarrollo previstos. La American Academy of Pediatrics recomienda que todos los niños acudan a evaluaciones de desarrollo de rutina, así como a evaluaciones específicas para detectar el autismo a los 9, 18 y 30 meses de edad.

Programe una evaluación para detectar autismo. Se han desarrollado varias herramientas de evaluación especializadas para identificar a los niños en riesgo de autismo. La mayoría de estas herramientas de evaluación son rápidas y sencillas, y consisten en preguntas de sí o no, o una lista de verificación de síntomas. El pediatra de su hijo también debe recibir su opinión sobre el comportamiento de su hijo.

[Lea: Cómo ayudar a su hijo con autismo a prosperar]

Consulte a un especialista del desarrollo. Si el pediatra de su hijo detecta posibles signos de autismo durante la evaluación, su hijo debe ser derivado a un especialista para una evaluación diagnóstica integral. Las herramientas de detección no se pueden utilizar para hacer un diagnóstico, por lo que es necesaria una evaluación adicional. Un especialista puede realizar una serie de pruebas para determinar si su hijo tiene autismo o no. Aunque muchos médicos no diagnostican autismo a un niño antes de los 30 meses de edad, podrán utilizar técnicas de detección para determinar los casos en los que se presenta un conjunto de síntomas asociados con el autismo.

Busque servicios de intervención temprana. El proceso de diagnóstico del autismo es complicado y, a veces, puede llevar un tiempo. Sin embargo, puede beneficiarse del tratamiento tan pronto como sospeche que su hijo tiene retrasos en el desarrollo. Pídale a su médico que le derive a servicios de intervención temprana. La intervención temprana es un programa financiado por el gobierno federal para bebés y niños pequeños con discapacidades. Los niños que muestran varias señales de advertencia tempranas pueden tener retrasos en el desarrollo, y son quienes se beneficiarán de la intervención temprana independientemente de que cumplan o no con todos los criterios para un trastorno del espectro autista. En otras palabras, existe un mayor riesgo si se sigue el enfoque de «esperar y ver qué sucede» que con la intervención temprana.

Líneas directas y asistencia

Última actualización o revisión el agosto 21, 2025