

¿No duerme bien o experimenta fatiga diurna excesiva? Muchas afecciones de salud y medicamentos comunes que pueden alterar su sueño. Aquí le indicamos cómo detectar si una causa médica le mantiene despierto por la noche.
Adaptado con permiso de Mejorar el sueño: una guía para un buen descanso nocturno (Mejorar el sueño: guía para un buen descanso nocturno), un informe especial sobre salud publicado por Harvard Health Publishing.
Las personas que sienten que duermen perfectamente también pueden sufrir somnolencia diurna excesiva debido a diversas enfermedades médicas subyacentes. Una alteración del sueño puede ser un síntoma de un problema de salud o un efecto adverso de la terapia para tratar el problema. El estrés de una enfermedad crónica también puede provocar insomnio y somnolencia diurna. Las afecciones comunes que suelen asociarse con problemas de sueño incluyen acidez estomacal, diabetes, enfermedades cardiovasculares, trastornos musculoesqueléticos, enfermedades renales, problemas de salud mental, trastornos neurológicos, problemas respiratorios y enfermedad de la tiroides. Además, un gran número de medicamentos recetados y de venta libre que se usan para tratar estos y otros problemas de salud pueden perjudicar la calidad y la cantidad del sueño (consulte la siguiente tabla).
Acostarse en la cama a menudo empeora la acidez estomacal, que se produce por el retorno del ácido gástrico al esófago. Es posible evitar este problema si se abstiene de alimentos pesados o grasosos (así como de café y alcohol) por la noche. También puede aprovechar la gravedad al elevar la parte superior del cuerpo con una cuña debajo del colchón o al colocar bloques debajo de las patas de la cama. Los medicamentos de venta libre y recetados que suprimen la secreción de ácido gástrico también pueden ayudar.
La diabetes es un trastorno crónico común caracterizado por niveles elevados de glucosa o azúcar en la sangre. Ocurre cuando las células no responden de forma adecuada a la insulina (la hormona que segrega el páncreas) y cuando el páncreas no puede producir más insulina como respuesta. Las personas con diabetes cuyos niveles de azúcar en la sangre no están bien controlados pueden experimentar problemas de sueño debido a:
Si la diabetes ha dañado los nervios de las piernas, los movimientos nocturnos o el dolor también pueden alterar el sueño.
La insuficiencia cardiaca es una afección que se caracteriza por una disminución gradual de la capacidad del corazón para “bombear” o hacer circular la sangre de forma adecuada. La insuficiencia cardiaca puede provocar la acumulación de líquido en los pulmones y los tejidos. Es posible que los pacientes con insuficiencia cardiaca se despierten durante la noche sintiendo dificultad para respirar porque el exceso de líquido corporal se acumula alrededor de los pulmones cuando están acostados. El uso de almohadas para elevar la parte superior del cuerpo puede ayudar. Estas personas también pueden despertarse justo cuando se están quedando dormidas por un patrón de respiración característico llamado respiración de Cheyne-Stokes, una serie de respiraciones cada vez más profundas seguidas de un breve cese de la respiración.
Las benzodiazepinas son medicamentos para dormir que ayudan a algunas personas a permanecer dormidas a pesar de esta alteración de la respiración, pero otras pueden necesitar usar oxígeno suplementario o un dispositivo que aumenta la presión en las vías respiratorias superiores y la cavidad torácica para ayudarles a respirar y dormir con más normalidad.
Los hombres con insuficiencia cardiaca suelen padecer apnea obstructiva del sueño (un trastorno respiratorio caracterizado por despertares nocturnos múltiples), lo que puede alterar el sueño, ocasionar somnolencia diurna y empeorar la insuficiencia cardiaca. En las personas con enfermedad coronaria, las fluctuaciones naturales de los ritmos circadianos pueden desencadenar angina (dolor en el pecho), arritmia (latidos del corazón irregulares) o incluso un infarto mientras duermen.
El dolor de artritis puede dificultar que las personas concilien el sueño y se acomoden cuando cambian de posición. Además, el tratamiento con esteroides con frecuencia provoca insomnio. Es posible que le parezca útil tomar aspirina o un medicamento antiinflamatorio no esteroide (AINE o NSAID, por sus siglas en inglés) justo antes de acostarse para aliviar el dolor y la hinchazón de las articulaciones durante la noche.
[Lea: Dolor crónico y salud mental]
Las personas con fibromialgia (una afección que se caracteriza por dolor en los ligamentos y tendones) probablemente se despierten por la mañana sintiéndose fatigadas, y tan rígidas y adoloridas como una persona con artritis. Los investigadores que analizaron el sueño de las personas que sufren fibromialgia descubrieron que al menos la mitad tiene un sueño profundo anormal, en el que las ondas cerebrales lentas se mezclan con ondas que suelen estar asociadas con la vigilia relajada, un patrón llamado sueño alfa-delta.
Las personas con enfermedad renal tienen los riñones tan dañados que ya no pueden filtrar líquidos, eliminar desechos y mantener el equilibrio de electrolitos con la misma eficacia que cuando estaban sanos. La enfermedad renal puede provocar que los desechos se acumulen en la sangre y puede resultar en insomnio o síntomas del síndrome de las piernas inquietas. Aunque los investigadores no están seguros de la razón, la diálisis renal o el trasplante de riñón no siempre devuelven el sueño a la normalidad.
La nicturia es la necesidad de levantarse con frecuencia para orinar durante la noche. Es una causa común de la pérdida de sueño, especialmente entre los adultos mayores. Un caso leve hace que la persona se despierte al menos dos veces durante la noche; en casos graves, es posible que la persona se levante hasta cinco o seis veces.
La nicturia puede ser producto de la edad, pero otras causas incluyen ciertas afecciones médicas (insuficiencia cardiaca, diabetes, infección del tracto urinario, agrandamiento de la próstata, insuficiencia hepática, esclerosis múltiple, apnea del sueño), medicamentos (especialmente diuréticos) y consumo excesivo de líquidos después de la cena.
Las terapias para la nicturia se dividen en tres categorías:
El primer paso es tratar de identificar la causa y corregirla. Si esto no tiene éxito, pruebe con enfoques
conductuales como reducir la cantidad que bebe en las dos horas previas a acostarse, en especial la cafeína y el alcohol. Si la nicturia persiste, su médico puede recetarle uno de los cada vez más numerosos medicamentos aprobados para tratar la vejiga hiperactiva.
Una glándula tiroidea hiperactiva (hipertiroidismo) puede ocasionar problemas de sueño. El trastorno sobreestimula el sistema nervioso, lo que dificulta conciliar el sueño, y eso puede ocasionar sudores nocturnos, lo que ocasiona que se despierte durante la noche. Sentir frío y sueño es un signo distintivo de una tiroides hipoactiva (hipotiroidismo).
Dado que la función tiroidea afecta a todos los órganos y sistemas del cuerpo, los síntomas pueden ser muy variados y, a veces, difíciles de descifrar. Comprobar la función tiroidea requiere solo un simple análisis de sangre, por lo que, si nota una variedad de síntomas inexplicables, pida a su médico una prueba de tiroides.
Los cambios relacionados con el ritmo circadiano en el tono de los músculos que rodean las vías respiratorias pueden provocar que estas se contraigan durante la noche, lo que aumenta la posibilidad de ataques de asma nocturnos que hacen que la persona se despierte de forma abrupta.
Las dificultades respiratorias o el miedo a sufrir un ataque pueden dificultar conciliar el sueño, al igual que el uso de esteroides u otros medicamentos respiratorios que también tienen un efecto estimulante, similar al de la cafeína.
Es posible que las personas que tienen enfisema o bronquitis también tengan dificultad para conciliar el sueño y permanecer dormidos debido al exceso de producción de esputo, dificultad para respirar y tos.
Casi todas las personas con ansiedad o depresión tienen problemas para conciliar el sueño y permanecer dormidas. A su vez, no poder dormir puede convertirse en un foco de miedo y tensión constantes para algunas personas que sufren la falta de sueño, lo que provoca una mayor pérdida de sueño.
La ansiedad grave, también conocida como trastorno de ansiedad generalizada, se caracteriza por sentimientos persistentes y molestos de preocupación, aprensión o inquietud. Estos sentimientos son inusualmente intensos o desproporcionados con respecto a los problemas y peligros reales de la vida cotidiana de la persona.
Las personas con ansiedad generalizada normalmente experimentan una preocupación excesiva y persistente todos los días o casi todos los días durante un periodo de seis meses o más. Los síntomas comunes incluyen dificultad para conciliar el sueño, dificultad para permanecer dormido y no sentirse descansado después de dormir.
Las fobias, que son miedos intensos relacionados con un objeto o una situación en específico, rara vez ocasionan problemas de sueño, a menos que la fobia esté en sí relacionada con el sueño (como el miedo a las pesadillas o al dormitorio). Los ataques de pánico, por otro lado, suelen manifestarse por la noche. De hecho, el momento en que ocurren los ataques nocturnos ayudó a convencer a los psiquiatras de que estos episodios tienen una base biológica.
Los ataques de pánico relacionados con el sueño no ocurren al soñar, sino en la etapa N2 (sueño ligero) y la etapa N3 (sueño profundo), que están libres de desencadenantes psicológicos. En muchas fobias y trastornos de pánico, reconocer y tratar el problema subyacente (a menudo con un medicamento contra la ansiedad) puede resolver la alteración del sueño.
Dado que casi el 90 % de las personas con depresión grave padecen insomnio, el médico que evalúe a una persona con insomnio considerará la depresión como una posible causa. Despertarse demasiado temprano por la mañana es un signo distintivo de la depresión, y algunas personas deprimidas tienen dificultad para conciliar el sueño o duermen de forma intermitente durante toda la noche.
En la depresión crónica de bajo grado (también conocida como distimia), el insomnio o la somnolencia pueden ser el síntoma más prominente. Los estudios de laboratorio han mostrado que las personas que están deprimidas pasan menos tiempo en el sueño de ondas lentas y pueden entrar al sueño REM más rápido al principio de la noche.
La alteración del sueño es una característica prominente del trastorno bipolar (también conocido como enfermedad maníaco-depresiva). La falta de sueño puede exacerbar o inducir los síntomas maníacos o aliviar la depresión de forma temporal. Durante un episodio maníaco, es posible que una persona no duerma en absoluto durante varios días. Dichos incidentes suelen ir seguidos de un “colapso” durante el cual la persona pasa la mayor parte de los días siguientes en cama.
Algunas personas con esquizofrenia duermen muy poco en la etapa inicial y más grave de un episodio. Entre episodios, es probable que sus patrones de sueño mejoren, aunque muchas personas con esquizofrenia rara vez consiguen una cantidad normal de sueño profundo.
Ciertos trastornos cerebrales y nerviosos pueden contribuir al insomnio.
La enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia pueden alterar la regulación del sueño y otras funciones cerebrales. La deambulación, la desorientación y la agitación durante la tarde y la noche, un fenómeno conocido como “síndrome del ocaso”, pueden requerir una supervisión constante y generar un gran estrés en los cuidadores. En tales casos, las pequeñas dosis de medicamentos antipsicóticos son más útiles que los medicamentos benzodiazepínicos.
Las personas con epilepsia (una afección en la que la persona es propensa a sufrir convulsiones) tienen el doble de probabilidades que otras personas de sufrir insomnio. Las alteraciones de las ondas cerebrales que provocan convulsiones también pueden ocasionar déficits en el sueño de ondas lentas o sueño REM. Los medicamentos anticonvulsivos pueden causar cambios similares al principio, pero tienden a corregir estas alteraciones del sueño cuando se usan durante mucho tiempo.
Aproximadamente una de cada cuatro personas con epilepsia tiene convulsiones que ocurren principalmente por la noche, lo que ocasiona trastornos del sueño y somnolencia diurna. La privación de sueño también puede desencadenar una convulsión, un fenómeno que se observa en las enfermerías universitarias durante los periodos de exámenes, ya que algunos estudiantes sufren sus primeras convulsiones después de quedarse despiertos hasta tarde para estudiar.
Las personas que son propensas a sufrir dolores de cabeza deben evitar la privación de sueño, ya que la falta de sueño puede favorecer los dolores de cabeza. Tanto las cefaleas en racimos como las migrañas pueden estar relacionadas con cambios en el tamaño de los vasos sanguíneos que llegan a la corteza cerebral; el dolor ocurre cuando las paredes de los vasos sanguíneos se dilatan.
Los investigadores teorizan que, a medida que el cuerpo recupera el sueño perdido, pasa más tiempo en el sueño delta, cuando los vasos están más constreñidos, lo que hace que la transición al sueño REM sea más dramática y provoque un dolor de cabeza. Los dolores de cabeza que despiertan a las personas suelen ser migrañas, pero algunas migrañas pueden aliviarse con el sueño. La somnolencia acompañada de mareos, debilidad, dolor de cabeza o problemas de visión pueden ser señal de un problema grave, como un tumor o un derrame cerebral, que requiere atención médica inmediata.
Casi todas las personas con enfermedad de Parkinson tienen insomnio. Tan solo acostarse o levantarse de la cama puede ser una lucha, y la enfermedad a menudo interrumpe el sueño. A veces se despiertan a causa de los temblores y movimientos ocasionados por el trastorno, y otras veces parece que se debe al trastorno en sí. Como resultado, la somnolencia diurna es común.
El tratamiento con píldoras para dormir puede resultar difícil porque algunos medicamentos pueden empeorar los síntomas del Parkinson. Algunos pacientes que toman medicamentos para tratar el Parkinson pueden desarrollar pesadillas intensas; otros experimentan una alteración del sueño REM. Sin embargo, el uso de estos medicamentos durante la noche es importante para mantener la movilidad necesaria para cambiar de posición en la cama. Una barandilla de cama o una barra superior (conocida como trapecio) pueden facilitar el movimiento de las personas con Parkinson y, por lo tanto, favorecer un mejor sueño.
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