Cómo criar a un hijo con una discapacidad
Overcome obstacles and cope with difficult emotions

Vivir con dolor crónico puede afectar a su estado de ánimo y a su perspectiva, lo que a su vez puede afectar a su percepción del dolor. Pero hay formas de romper este círculo vicioso y recuperar su sensación de bienestar.
El dolor físico es la forma que tiene su cuerpo de avisarle que algo no está bien. Le lleva a tratar dolencias o a buscar tratamiento para lesiones. Sin embargo, el dolor también tiene un aspecto psicológico. Las personas que sufren dolor crónico son mucho más propensas a desarrollar trastornos del estado de ánimo y de ansiedad.
El dolor crónico persistente puede hacerle sentir depresión y desesperanza, generar ansiedad mientras no deja de pensar en su enfermedad o provocar una adicción a los analgésicos. Estos sentimientos pueden entonces exacerbar el dolor que está sintiendo.
La depresión puede causar y emepeorar el dolor, mientras que el estrés crea inflamación y tensión muscular, lo que aumenta el dolor. Así, es posible quedar atrapado en un ciclo de angustia emocional y dolor físico, en el que cada elemento amplifica al otro.
Meses o años de vivir con dolor pueden tener un gran impacto en su salud mental. Puede que le preocupe la posibilidad de que aparezcan brotes de dolor mientras está en público o que se sienta demasiado irritable o con cansancio para salir. En cualquier caso, puede provocar que se aísle, lo que a su vez puede llevarle a la depresión, que solo empeora aún más su dolor crónico.
Si su dolor crónico le dificulta contribuir en el trabajo o en casa, puede tener una baja autoestima o incluso vergüenza. Puede sentir que no le comprenden, que le rechazan o le excluyen de las actividades. También es posible que le cueste dormir por la noche debido a las molestias físicas. Quizá le resulte difícil imaginar un futuro en el que el dolor no sea un impedimento. Todo esto crea una angustia psicológica que alimenta el dolor físico.
Sin embargo, no es la única persona que se enfrenta al dolor crónico. Es un problema global. Tanto en Estados Unidos como en Canadá, se estima que el 20 % de los adultos informan vivir con dolor crónico, mientras que alrededor del 34 % de los habitantes de Inglaterra sienten dolor prolongado. El problema es tan frecuente que ha alimentado la epidemia de opioides, una dependencia excesiva a los analgésicos que ha provocado adicción, sufrimiento y pérdida de vidas generalizados.
No hay una forma infalible de escapar del dolor crónico. En muchos casos, puede ser el resultado de una enfermedad incurable. Sin embargo, usted puede dedicar tiempo a comprender mejor el dolor y su relación con la salud mental. Entonces, podrá identificar las estrategias de autoayuda y las opciones de tratamiento profesional que pueden ayudarle a vivir una vida plena que no se rija por el dolor crónico o la dependencia a los analgésicos.
Todos hemos sufrido algún grado de dolor a corto plazo. Quizá se haya torcido un tobillo al trotar, se haya cortado un dedo al cocinar o se haya hecho un moretón en el brazo al mover muebles. Mientras que el dolor que acompaña a las lesiones comunes disminuye en poco tiempo, el dolor agudo o crónico puede permanecer durante meses o incluso años. Este dolor puede ser una sensación continua que se apodera de su vida, día y noche, o puede ser un problema que va y viene, sin que parezca resolverse nunca del todo.
Comprender la causa de su dolor crónico es el primer paso para manejarlo, así como la angustia emocional que lo acompaña. Estos son algunos de los factores comunes del dolor persistente y cómo se relacionan con la salud mental:
Desde resbalones y caídas hasta una mala postura al hacer ejercicio, muchos incidentes pueden provocar lesiones y dolores de cuello o espalda. Los estilos de vida, como el sedentarismo, también pueden aumentar el riesgo de dolor en estas zonas, ya que se vuelven rígidas y se debilitan. Entre el 60 % y el 80 % de los adultos sufrirán dolor de espalda en algún momento de su vida. El dolor de cuello es también un problema muy extendido, que afecta a entre el 20 y el 70 por ciento de los adultos.
En los casos crónicos, este dolor puede ser especialmente angustiante y repercutir en su estado de ánimo y su bienestar. Las investigaciones muestran una fuerte conexión entre el dolor de cuello y espalda y la depresión y la ansiedad. Por ejemplo, si una lesión de espalda le provoca un dolor que no le deja dormir por la noche, la falta de sueño puede elevar su estrés. Y entonces, como respuesta a los altos niveles de estrés, desarrolla rigidez en el cuello. Puede que poco a poco se encuentre atrapado en un bucle de dolor físico, falta de sueño y angustia psicológica.
La artrosis es la forma más común de artritis y se produce por la descomposición del cartílago entre los huesos con el paso del tiempo. La artritis reumatoide también es frecuente. Es una enfermedad autoinmune que provoca inflamación alrededor de las articulaciones. Cualquiera de las dos afecciones puede tener resultados extremadamente dolorosos. Puede notar un ardor o un dolor ligero en zonas como las caderas o las rodillas. O puede presentar sensaciones punzantes agudas e hinchazón en las manos.
Aunque el dolor en sí es deprimente, también puede disuadirle de disfrutar de sus pasatiempos favoritos y reducir su movilidad en el trabajo y en casa. Esto, a su vez, reduce su calidad de vida e influye en su salud mental. Las investigaciones confirman que la ansiedad y la depresión son comunes entre las personas que padecen artritis.
El cáncer puede causar dolor cuando un tumor ejerce presión sobre los nervios o afecta a los huesos. El tratamiento del cáncer, incluidas las cirugías, la quimioterapia y la radiación, también puede causar dolor como efecto secundario.
Las investigaciones demuestran que muchas personas que padecen cáncer también acaban luchando contra diversos trastornos mentales, como los relacionados con el estrés y la depresión. Puede caer en la depresión después del diagnóstico inicial al cuestionarse su mortalidad y su propósito en la vida. O tal vez sienta ansiedad por el dolor y las molestias potenciales de cada nuevo tratamiento.
[Lea: Cómo hacer frente a una enfermedad que amenaza la vida o un evento de salud grave]
Por desgracia, cuando no se tratan, esos mismos problemas de salud mental pueden reducir sus probabilidades de vencer al cáncer. Por ejemplo, una sensación creciente de desesperanza también podría llevarle a rechazar un tratamiento o a ignorar las recomendaciones de su médico. El estrés físico que conllevan afecciones como la depresión y la ansiedad también pueden causar estragos en un cuerpo ya debilitado.
Una migraña conlleva un dolor punzante o pulsante en la cabeza y a veces presenta síntomas adicionales como náuseas y sensibilidad a la luz y el sonido. Aunque algunas personas padecen migrañas episódicas de vez en cuando, otras sufren migrañas crónicas, es decir, cuando se experimentan más de 15 de estos dolorosos episodios en un mes.
Dado que el dolor es tan debilitante, es posible que sienta una ansiedad aguda mientras espera a que aparezca la siguiente migraña. Por desgracia, el estrés también es un desencadenante habitual de las migrañas. Cuando se produce una migraña grave, puede acabar cancelando planes y aislándose en una habitación tranquila y oscura hasta que el dolor desaparezca.
Algunas personas que padecen migrañas también luchan contra la depresión y los trastornos de ansiedad, como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC u OCD, por sus siglas en inglés). Las migrañas también son más comunes en personas que han sufrido abuso físico, emocional o sexual, lo que sugiere una conexión entre los traumas del pasado y el dolor físico actual.
El síndrome de fibromialgia (SFM o FMS, por sus siglas en inglés) es un trastorno crónico que provoca rigidez y dolor en todo el cuerpo. A pesar del dolor, la condición no conlleva daños en los tejidos ni inflamación. Se desconoce la causa exacta de esta condición, pero puede ser el resultado de desequilibrios químicos o de mensajes de dolor anormales. La fatiga también es un síntoma del SFM, lo que lleva a algunos investigadores a pensar que los patrones de sueño alterados pueden ser la causa.
Los acontecimientos estresantes pueden desencadenar el dolor del SFM, y el dolor puede aumentar el estrés. Tal vez sienta ansiedad por saber si el dolor va a reaparecer en un momento inoportuno, como antes de una reunión de trabajo importante. El propio estrés provoca el brote y le hace sentir desesperanza. Muchas personas con SFM también luchan contra condiciones psiquiátricas, como la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT o PTSD, por sus siglas en inglés) y la ansiedad.
La EM (MS, por sus siglas en inglés) es una enfermedad crónica que daña las fibras nerviosas, provocando síntomas como hormigueo, entumecimiento, debilidad y fatiga. También puede afectar negativamente a su visión. La gravedad de la enfermedad puede variar en gran medida de una persona a otra. Usted podría presentar un empeoramiento gradual de los síntomas. O la enfermedad puede entrar en remisión durante años y reaparecer de repente.
La naturaleza impredecible de la EM puede afectar a su salud mental. Puede que empiece cada día con un sentimiento de incertidumbre. ¿Los síntomas serán mejores o peores que el día anterior? Esa ansiedad inminente puede afectar negativamente a su forma de hacer planes con otras personas o de imaginar sus objetivos futuros. Aproximadamente la mitad de las personas con EM pueden sufrir depresión. La depresión puede surgir debido a sentimientos de desesperanza y frustración intensa, o puede ser un síntoma directo de la enfermedad.
Muchas mujeres presentan regularmente el SPM (PMS, por sus siglas en inglés) debido a los cambios hormonales que se producen durante el ciclo menstrual. El SPM implica síntomas físicos, como dolores de cabeza, de espalda e inflamación, así como síntomas emocionales como cambios de humor, tensión y fatiga. El SPM también puede agravar la depresión y los trastornos de ansiedad.
El trastorno disfórico premenstrual (TDPM o PMDD, por sus siglas en inglés) es una forma más grave del SPM que afecta a entre el tres y el ocho por ciento de las mujeres durante sus años reproductivos. El dolor físico y la angustia psicológica que conlleva el TDPM son lo suficientemente intensos como para afectar a su forma de desenvolverse en el trabajo y en situaciones sociales. También está relacionado con un mayor riesgo de suicidio.
Existen muchos tratamientos y estrategias de autoayuda que puede adoptar para manejar el dolor crónico más allá del uso de medicamentos opioides peligrosos. Sin embargo, no todos los enfoques van a funcionar para todas las personas. Puede que alguna combinación de los siguientes consejos le resulte útil para manejar su dolor y recuperar el control de su vida.
La actividad física conlleva beneficios terapéuticos para la mente y el cuerpo. Al hacer ejercicio, su cerebro libera hormonas como las endorfinas y la dopamina, que mejoran su estado de ánimo. También se ha demostrado que la actividad física reduce el dolor, mejora el sueño y mitiga la inflamación. Todos esos beneficios pueden servir para contrarrestar el ciclo del dolor crónico y la angustia mental.
Un estudio realizado en 2020 sobre el efecto del ejercicio aeróbico en el dolor lumbar crónico demostró que cuanto más enérgico era el entrenamiento, mayor era la reducción del dolor. Pero no sienta la necesidad de sumergirse en rutinas que le dejen sintiendo agobio o empeoren su salud física. Haga lo que le resulte cómodo. Incluso algo tan ligero como una rutina de yoga puede ser útil. Estos son algunos consejos:
Varíe su actividad. Intente incorporar una mezcla de ejercicios cardiovasculares, entrenamiento de fuerza y ejercicios de flexibilidad. Dependiendo de su condición crónica, ciertas actividades pueden ser más adecuadas que otras. Por ejemplo, nadar es una gran opción para las personas con molestias articulares, y el yoga es útil para el dolor de cuello y espalda. Incluso si su movilidad es limitada, hay muchas formas de hacer ejercicio.
Acostúmbrese a una nueva rutina poco a poco. Muévase a su propio ritmo y establezca objetivos que le parezcan alcanzables sin exagerar. Dé tiempo a su cuerpo para adaptarse a la actividad y luego aumente gradualmente la dificultad. Puede proponerse dar paseos cortos por el vecindario antes de aumentar el ritmo y la distancia con el tiempo.
Conozca sus limitaciones. Planifique hacer ejercicio de forma constante, pero no se fuerce a situaciones que puedan agravar el dolor actual. Por ejemplo, si sufre una migraña, tómese su tiempo para recuperarse antes de hacer ejercicio.
La conciencia plena es la práctica de enfocarse en el momento presente con una mentalidad sin prejuicios. A la hora de vivir con dolor crónico, la conciencia plena puede ayudarle a aceptar las sensaciones físicas desagradables, y eso puede cambiar su percepción de la gravedad del dolor. En otras palabras, la conciencia plena puede hacer que el dolor parezca menos intenso.
También puede utilizar la conciencia plena para explorar y aceptar sus experiencias emocionales, de modo que pueda manejar mejor la ansiedad y la depresión que suelen acompañar al dolor crónico. Los estudios demuestran que la conciencia plena puede ser una medida de autoayuda especialmente útil para afrontar el dolor provocado por los síntomas del SPM, la fibromialgia y las migrañas.
[Lea: Beneficios de la conciencia plena]
Para comenzar una práctica de conciencia plena, pruebe una de las meditaciones guiadas en audio de HelpGuide, como:
Además de las meditaciones guiadas, puede utilizar las técnicas de conciencia plena en cualquier momento del día. Simplemente ponga en pausa lo que esté haciendo y permita que su atención se detenga en una sensación, ya sea la comida en su boca o la molestia en su espalda.
Explórela, pero resista el impulso de calificarla de buena o mala. Tenga en cuenta aspectos como la presión, la intensidad, la tensión y la temperatura para comprender y aceptar mejor la sensación.
En algunos casos, el dolor crónico está relacionado con la inflamación crónica. Por ejemplo, la inflamación que conlleva enfermedades como la artritis ejerce presión sobre los nervios, lo que provoca dolor. Una forma de manejar este problema es reevaluar su dieta. Se ha demostrado que ciertos alimentos aumentan o disminuyen la inflamación.
Los alimentos que pueden ayudar a reducir la inflamación incluyen:
Dietas como la dieta mediterránea y la dieta DASH pueden ofrecer vías sencillas para reducir la inflamación.
Estos incluyen:
No tiene que dejar por completo estos alimentos. Sin embargo, reducir su consumo podría ayudarle a disminuir la inflamación y reducir sus niveles de dolor.
Puede que ya sepa que la falta de sueño o un sueño de mala calidad pueden empeorar su estado de ánimo y su salud mental en general. Sin embargo, además de eso, un estudio de 2019 indicó que la falta de sueño puede aumentar su sensibilidad al dolor. Esto puede ser especialmente problemático si padece una enfermedad que le provoca diversos niveles de malestar crónico. Si su fibromialgia le dificulta dormir, por ejemplo, esa falta de sueño solo empeora el dolor al día siguiente.
Practique una higiene básica del sueño. Siga un horario de dormir constante. No tome siestas largas a lo largo del día. Evite los estimulantes, como la cafeína y las pantallas brillantes, antes de acostarse.
Busque un colchón que se adapte a su condición crónica. Por ejemplo, un colchón de látex puede serle útil si lucha contra el dolor provocado por la EM. Dependiendo de la ubicación de su dolor, también puede experimentar con diferentes posturas para dormir.
Si toma analgésicos, hágalo justo antes de acostarse. Si toma los medicamentos muy temprano, su efecto puede desaparecer a la mitad de la noche e interrumpir su sueño. También puede considerar tomar una ayuda natural para dormir, como la melatonina.
Utilice técnicas de relajación. Los ejercicios de respiración, las prácticas de visualización y las meditaciones de escaneo corporal pueden ser formas útiles de tranquilizarse para conciliar el sueño.
Pasar más tiempo con amigos y familiares puede ayudarle a controlar mejor el dolor crónico. Socializar calma su sistema nervioso y disminuye los niveles de estrés. También puede ayudar a aliviar los sentimientos de depresión y soledad. A medida que esa angustia emocional disminuye, la gravedad de su dolor también puede disminuir.
Pero, ¿qué debe hacer si su dolor crónico parece impedirle socializar? Estos son algunos consejos.
Aproveche los días de poco dolor. Si parece que sus síntomas disminuyen, dé prioridad a socializar. Esto puede requerir que tanto usted como sus amigos sean flexibles, pero haga lo que pueda.
Haga una invitación. En lugar de esperar a que le inviten, tome la iniciativa y acérquese a familiares, amigos y conocidos. Las interacciones en persona tienen el mejor efecto sobre su estado de ánimo, así que invite a la gente a su casa para hacer una visita. Si sale para socializar, sugiera salidas que no empeoren su dolor. Por ejemplo, si sufre de migrañas, quizás le convenga evitar los bares o conciertos ruidosos.
Hable abiertamente de su dolor crónico. Si le resulta cómodo, informe a sus amigos y familiares de su enfermedad y de cómo le afecta el dolor. Si tiene que cancelar o reprogramar planes debido a un brote de dolor, no se lo tomarán como algo personal.
Únase a un grupo de apoyo. Los grupos de apoyo en línea o presenciales le ayudan a ponerse en contacto con personas que se enfrentan a problemas de dolor similares. Estos grupos pueden proporcionarle apoyo social y es posible que aprenda nuevas estrategias de afrontamiento de otros miembros.
[Lea: Apoyo social para aliviar el estrés]
Utilice la tecnología cuando sea necesario. En los días en que el dolor le incapacite, considere la posibilidad de llamar, enviar mensajes de texto o hablar por video con sus amigos. Las conexiones virtuales no son un sustituto perfecto de las interacciones presenciales, pero aun así pueden ayudarle a sentirse en contacto con sus seres queridos.
Un poco de terapia con mascotas puede reducir el dolor así como la angustia emocional. Los estudios demuestran que después de que las personas que sufren dolor crónico pasan tiempo con animales de terapia, tienden a informar una reducción de los niveles de dolor y angustia.
Tanto si acaricia a un conejo como si pasea a un perro, las interacciones con animales pueden provocar un aumento de endorfinas y oxitocina en el cerebro. La interacción también puede ayudar a reducir su estrés y darle una sensación de compañía. Todo esto puede dar lugar a un estado de ánimo elevado, que puede disminuir la gravedad de su dolor.
[Lea: Los beneficios de las mascotas para mejorar la salud y el estado de ánimo]
Considere sus limitaciones antes de llevar a casa una nueva mascota. Si el dolor crónico reduce su movilidad, un perro puede no ser lo ideal porque tendrá que sacarlo a pasear diario. Un gato podría ser una mejor opción.
Recuerde que no es necesario tener una mascota para beneficiarse de la terapia con animales. Puede ofrecerse a pasear al perro de un amigo los días en que su dolor crónico sea bajo. O puede visitar lugares como cafeterías de gatos si desea pasar algo de tiempo con nuevos amigos peludos o trabajar como persona voluntaria en un refugio de animales o grupo de rescate. También puede preguntar a su médico sobre los programas de terapia asistida con animales.
Muchas personas recurren a opciones de tratamiento profesional para manejar el dolor crónico. Estos tratamientos pueden incluir fármacos analgésicos, que adoptan un enfoque biológico para tratar el dolor, y psicoterapia, que puede tratar el dolor físico así como la angustia emocional y las respuestas al dolor.
Los opioides son analgésicos potentes. Aunque a veces son una forma eficaz de manejar el dolor agudo, tienen un gran inconveniente. El consumo excesivo o a largo plazo puede provocar una adicción, y la adicción puede derivar en una sobredosis letal. Muchos países, entre ellos Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, están sufriendo una epidemia de opioides, ya que ha aumentado el consumo indebido de estos fármacos.
Dependiendo de la causa de su dolor crónico, su médico podría recetarle fármacos no opioides. Por ejemplo, los triptanos pueden ayudar con las migrañas crónicas. La neuralgias podrían tratarse con gabapentina (Neurontin) o pregabalina (Lyrica). Las inyecciones de cortisona se utilizan para aliviar la inflamación y el dolor en partes específicas del cuerpo, lo que puede ser útil si padece artritis.
La psicoterapia para manejar el dolor crónico conlleva riesgos y efectos secundarios mínimos, sobre todo si se compara con los medicamentos. También puede utilizarse en combinación con fármacos y medidas de autoayuda para lograr resultados contundentes. Dos opciones terapéuticas habituales para aliviar el dolor son la terapia cognitivo-conductual (TCC o CBT, por sus siglas en inglés) y la terapia de aceptación y compromiso (ACT, por sus siglas en inglés). These can be done in-person or with an online therapist.
La TCC se enfoca en cambiar los pensamientos negativos y los patrones de comportamiento poco saludables. Puede alterar su percepción del dolor y ayudarle a crear nuevas estrategias de afrontamiento, lo que también reduce el estrés. Podría aprender a identificar pensamientos poco útiles, como «Este dolor controla mi vida». Después, puede reemplazarlos por un diálogo interno más reconfortante, como «Aún puedo vivir una vida plena».
Un terapeuta experto también puede guiarle a través de técnicas de relajación en las que puede confiar, como la respiración diafragmática para reducir el estrés.
La ACT pone un gran énfasis en aceptar el dolor en lugar de evitar el dolor y los desencadenantes. La conciencia plena desempeña un papel importante en este sentido, ya que aprende a reconocer las sensaciones y los pensamientos sin juzgarlos. Después, puede comprometerse a emprender acciones y establecer objetivos que se alineen con sus valores personales sin que el miedo al dolor se apodere de usted.
Por ejemplo, en lugar de preocuparse por si se desencadenará una migraña mientras socializa con sus amigos, deje a un lado esa preocupación y salga de casa. Si surgen molestias durante la salida, siga adelante y reafírmese que el dolor no es lo mismo que un daño real. Puede hacer sus actividades a pesar de todo.
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Realice la evaluación HelpGuide es un apoyo para el usuario. Ganamos una comisión si se registra en los servicios de BetterHelp después de hacer clic en este sitio. Obtenga más informaciónLas personas que lidian con el dolor físico y mental también corren el riesgo de caer en el aislamiento. Pueden verse a sí mismas como una carga, o la fatiga y el estrés pueden llevarles a renunciar a los actos sociales. Con el tiempo, ese aislamiento incrementa tanto su dolor físico como su angustia emocional. Si tiene un ser querido con dolor crónico, reconozca que su apoyo social es importante.
Dedique tiempo a investigar su enfermedad. Tal vez tenga un padre anciano que desarrolló artritis, o un amigo que sufre ataques recurrentes de dolor de espalda a causa de una lesión. Cuanto más sepa por lo que están pasando, mejor podrá apoyarles emocional y físicamente. Además de consultar los recursos médicos oficiales, hable también con su ser querido sobre sus experiencias personales.
Fomente la elección de estilos de vida saludables. Usted no puede controlar la vida de su ser querido, pero puede ofrecerle sugerencias que le lleven hacia hábitos más saludables. Ofrezca acompañarles para hacer ejercicio ligero o meditación diaria, por ejemplo, o trabajen juntos para crear un plan de comidas bajo en inflamación.
Sea paciente y flexible. Los brotes inesperados de dolor pueden llevar a su ser querido a cancelar planes, reprogramarlos o a retirarse antes de eventos sociales. O tal vez parezca que no están poniendo mucha atención cuando pasan tiempo juntos. No se tome nada de esto como un rechazo personal. Tenga paciencia y no deje de invitarles a salir.
Ofrezca y acepte ayuda. Pregúnteles si necesitan ayuda con tareas específicas, como ir de compras, lavar o hacer pendientes generales. No olvide que su relación debe seguir siendo mutuamente beneficiosa. Si se ofrecen a hacer algo por usted, no cuestione si pueden hacerlo. Deles espacio para que le ayuden. Esto puede reforzar su sentido de la independencia.
Reconozca sus límites. No se sienta como si tuviera que «arreglar» la enfermedad de su amigo o ser querido, o cargar con todas sus responsabilidades. A veces, el simple hecho de estar presente y con disposición a escuchar puede ayudar a alejar su mente del malestar. Contar con un apoyo social confiable también puede hacer que se sientan capaces de encontrar formas de afrontar su condición crónica y romper el ciclo de dolor físico y angustia emocional.
Llame a la u003ca href=u0022https://www.theacpa.org/about-us/contact-usu0022u003elínea de informaciónu003c/au003e de American Chronic Pain Association (Asociación Americana del Dolor Crónico) al 913-991-4740 o u003ca href=u0022https://www.theacpa.org/support-groupsu0022u003ebusque un grupo de apoyou003c/au003e en su área.
Llame a lu003ca href=u0022https://painconcern.org.uk/helplineu0022u003ea línea de ayuda de Pain Concernu003c/au003e (Preocupación por el Dolor) al 0300 123 0789 o busque ayuda para enfermedades específicas utilizando el u003ca href=u0022https://painuk.org/members/charitiesu0022u003edirectorio de miembrosu003c/au003e en Pain UK.
Llame a la u003ca href=u0022https://www.painmanagement.org.au/servicesu0022u003elínea de ayuda Pain Linku003c/au003e de Australian Pain Management Association (Asociación Australiana para el Manejo del Dolor) al 1300 340 357.
Llame a la u003ca href=u0022https://painbc.ca/about/programs/pain-support-lineu0022u003elínea de apoyo para el doloruu003c/au003e de Pain BC al 1-844-880-7246 o busque un grupo de apoyo en u003ca href=u0022https://chronicpaincanada.com/index.htmlu0022u003ela lista u003c/au003ede Chronic Pain Association of Canada (Asociación de Dolor Crónico de Canadá).
Encuentre ayuda en u003ca href=u0022https://chronicpainindia.comu0022u003eDolor crónico en Indiau003c/au003e.
Encuentre u003ca href=u0022https://www.pathways.health/chronic-pain-helplines-around-the-worldu0022u003elíneas de ayuda para el dolor crónico en todo el mundou003c/au003e a través de Pathways.
Llame a la u003ca href=u0022https://www.arthritis.org/about-us/contact-usu0022u003elínea de ayudau003c/au003e de Arthritis Foundation (Fundación de la Artritis) al 800-283-7800.
Llame a la u003ca href=u0022https://www.versusarthritis.org/get-help/helplineu0022u003elínea de ayuda Versus Arthritisu003c/au003e (Contra la Artritis) al 0800 5200 520.
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Llame a la u003ca href=u0022https://www.mssociety.org.uk/care-and-support/ms-helplineu0022u003elínea de ayudau003c/au003e de MS Society (Sociedad de Esclerosis Múltiple) al 0808 800 8000.
Llame a la u003ca href=u0022https://www.msaustralia.org.au/contact-usu0022u003elínea de ayudau003c/au003e de MS Australia (Esclerosis Múltiple Australia) al 1300 010 158.
Llame a la u003ca href=u0022https://mssociety.ca/contact-usu0022u003elínea de ayudau003c/au003e de MS Society of Canada (Sociedad Canadiense de Esclerosis Múltiple) al 1-800-268-7582.
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