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La mejor manera de prevenir la diabetes es entender quién tiene más riesgo de desarrollarla. Si bien no puede hacer nada en cuanto a sus antecedentes familiares, hay factores que puede evitar.
Adaptado con autorización de Alimentación saludable para la diabetes tipo 2, un informe especial de salud de Harvard Health Publishing.
La diabetes es una enfermedad metabólica que puede llevar a tener complicaciones de salud graves si no se trata. Muchos factores, como el peso corporal, los antecedentes familiares, así como la raza y el origen étnico pueden aumentar su riesgo de desarrollar diabetes. La diabetes puede controlarse de manera efectiva al hacer ejercicio y llevar una dieta saludable.
La diabetes (médicamente conocida como diabetes mellitus) es un trastorno crónico común caracterizado por niveles elevados de glucosa o azúcar en la sangre. Ocurre cuando las células no responden de forma adecuada a la insulina (la hormona que segrega el páncreas) y cuando el páncreas no puede producir más insulina como respuesta.
Generalmente, la diabetes no se puede curar. Si no se trata, o se controla de manera deficiente, puede resultar en complicaciones graves a largo plazo, incluidas fallas renales, amputaciones o ceguera. Además, tener diabetes aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, incluidos los infartos y los derrames cerebrales.
Para entender la diabetes, entender los conceptos básicos de cómo su cuerpo metaboliza (descompone) el azúcar es de ayuda. La mayoría de las células en su cuerpo necesitan azúcar como fuente de energía. Cuando come carbohidratos, como un tazón de pasta o algunas verduras, su sistema digestivo descompone los carbohidratos en azúcares simples como la glucosa, que viaja hacia y a través de su torrente sanguíneo para nutrir y brindar energía a las células.
Un factor clave en la descomposición del azúcar es el páncreas, una glándula con forma de pez detrás del estómago y el hígado. El páncreas tiene dos funciones.
Las células en el páncreas, llamadas células beta, liberan insulina en respuesta al aumento de los niveles de azúcar en la sangre después de haber comido. Al dirigir el azúcar hacia el hígado y hacia las células musculares, la insulina promueve el almacenamiento de nutrientes y previene el aumento excesivo de los niveles de azúcar en la sangre.
La insulina también aumenta la absorción de aminoácidos (los componentes fundamentales de las proteínas) y los ácidos grasos (los componentes fundamentales de las grasas) en depósitos de proteína y grasa, respectivamente. Por lo tanto, la insulina funciona como uno de los principales guardianes del metabolismo, la cual promueve el almacenamiento de energía y el crecimiento celular.
El hígado convierte la glucosa que no se necesita de forma inmediata como energía en una molécula de almacenamiento llamada glicógeno. Cuando los niveles de glucosa en la sangre bajan mucho, la secreción de insulina disminuye y el páncreas libera la hormona glucagón, que impulsa al hígado a reconvertir el glicógeno almacenado en glucosa y a liberarla en el torrente sanguíneo.
Generalmente, los niveles de insulina y glucagón fluctúan de forma coordinada para mantener los niveles de glucosa en la sangre dentro de un margen bastante estrecho. Esto es importante porque ciertos órganos, como el cerebro y los riñones, dependen de un suministro constante y estable de glucosa. Un funcionamiento normal del páncreas garantiza un suministro estable de nutrientes al cuerpo.
En las personas saludables, la insulina previene un incremento significativo de azúcar en la sangre después de comer. Generalmente, el nivel normal de azúcar en la sangre antes de desayunar oscila entre 70 y 110 miligramos por decilitro (mg/dL). En raras ocasiones, los niveles de azúcar en la sangre exceden los 180 mg/dL, incluso después de una comida.
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El riesgo de desarrollar diabetes sigue una secuencia. Mientras más alto sea su nivel de azúcar en la sangre, más alta será la probabilidad de desarrollar diabetes. Dos condiciones, la intolerancia a la glucosa y la alteración de la glucosa en ayunas, se usan para definir esta categoría de alto riesgo, también conocida como prediabetes.
Si los niveles de azúcar en la sangre están elevados en una persona que no ha comido en por lo menos ocho horas, la afección se llama alteración de la glucosa en ayunas. Si los niveles de azúcar en la sangre están elevados después de una prueba oral de tolerancia a la glucosa, la afección se llama intolerancia a la glucosa.
Un estimado de 57 millones de estadounidenses tienen alguna forma de prediabetes y, por lo tanto, son mucho más propensos a desarrollar diabetes. Como las personas con diabetes, aquellos con prediabetes tienden a tener sobrepeso, tienen una presión arterial alta y niveles lipídicos anormales, y tienen un riesgo más alto de padecer enfermedades cardiovasculares.
La diabetes es el resultado de una combinación de anormalidades. Primero, las células del cuerpo se vuelven menos receptivas a la insulina, que, a su vez, ocasiona que el cuerpo secrete más insulina para mantener un metabolismo normal. El páncreas generalmente se moviliza para compensar la resistencia al bombear más insulina.
En la mayoría de las personas con resistencia a la insulina, una afección en la que el cuerpo produce insulina, pero no la usa adecuadamente, los niveles de azúcar en la sangre se mantienen dentro del rango normal. Sin embargo, en algunas personas, con el tiempo, las células que producen insulina no logran seguir el ritmo de la demanda en aumento. Los niveles de azúcar en la sangre aumentan, lo que resulta en diabetes.
En esencia, el problema es de suministro y demanda: el páncreas suministra muy poca insulina como para seguir el ritmo de la demanda en aumento que ocurre con la resistencia a la insulina. Por este motivo, las personas con diabetes se pueden tratar con terapias que disminuyan la demanda de insulina, incluidas la dieta, el ejercicio y los medicamentos que aumentan el suministro de insulina, como las sulfonilureas o las glinidas, o con la insulina misma.
Al ser de forma predominante una enfermedad de la vida adulta, la diabetes tipo 2 se desarrolla generalmente después de los 40 años, aunque la edad típica de aparición ha disminuido. Los niveles de azúcar en la sangre de una persona generalmente aumentan de manera lenta y progresiva con los años antes de que sean lo suficientemente altos como para considerarse dentro del rango diabético.
Peso corporal: aunque los investigadores han identificado muchos genes que aumentan el riesgo de desarrollar diabetes, los factores de riesgo más importantes se relacionan con el estilo de vida, particularmente tener sobrepeso y no hacer suficiente ejercicio. Del más de un millón de estadounidenses que desarrollará diabetes este año, la mayoría tiene sobrepeso u obesidad.
Se considera que las personas tienen obesidad si tienen un índice de masa corporal, o IMC (BMI, por sus siglas en inglés), de 25 o más. Las personas con un IMC de 30 o superior se consideran obesas. La obesidad se puede dividir en tres clases:
La obesidad clase III es aproximadamente el equivalente a tener por lo menos 80 libras de sobrepeso si es mujer o por lo menos 100 libras si es hombre (Consulte la tabla a continuación).
Grasa corporal: la distribución de la grasa corporal también parece ser particularmente importante. Las personas que tienden a almacenar grasa en su área abdominal en lugar de en sus caderas, la llamada obesidad central, tienen más probabilidad de convertirse en diabéticas.
La grasa es algo más que solo un lugar de almacenamiento de nutrientes adicionales. El tejido graso, o adiposo, también funciona como órgano endócrino, que produce hormonas que afectan el apetito y la acción de la insulina. Hasta ahora, los científicos han encontrado que las células grasas producen las hormonas leptina, resistina y adiponectina. La leptina se libera de manera normal después de una comida y disminuye el apetito. La resistina y la adiponectina afectan la respuesta de las células a la insulina (mucha resistina puede ocasionar resistencia a la insulina; muy poca adiponectina puede ocasionar lo mismo). Aunque el sistema de regulación del apetito es complejo y los científicos siguen descifrando el papel de las hormonas de forma individual, se hace claro que el exceso de grasa corporal altera el equilibrio normal y el funcionamiento de estas hormonas, y de ese modo contribuye a la resistencia a la insulina y prepara el camino para la diabetes. El riesgo de tener libras adicionales es especialmente alto cuando el exceso de peso se distribuye alrededor del abdomen, a menudo llamado cuerpo en forma de “manzana”, opuesto a su distribución en las caderas, llamado cuerpo en forma de “pera”.
Ambiente: en la mayoría de los casos, los factores ambientales también tienen un papel importante en el desarrollo de la diabetes, con la misma influencia, si no es que más, que los genes de la persona. Por ejemplo, antes del siglo XX, la diabetes era casi desconocida para los nativos americanos. Pero a medida que la caza o la agricultura dieron paso al estilo de vida sedentario, las dietas altas en grasa y la obesidad, los casos de diabetes se descontrolaron.
Las personas de muchas otras culturas han tenido experiencias similares después de adoptar los hábitos “occidentales”. Por lo tanto, en las personas que son genéticamente susceptibles, las influencias de la creciente obesidad y del sedentarismo desenmascaran la tendencia a desarrollar diabetes.
Antecedentes familiares: además de las personas que tienen sobrepeso o son sedentarias, las personas mayores de 65 años o que tienen antecedentes familiares de diabetes tienen un riesgo particularmente alto. Sin embargo, una cantidad creciente de niños y adolescentes han sido diagnosticados con diabetes. Normalmente, dichos niños son obesos y tienen antecedentes familiares de la enfermedad.
Raza y origen étnico: la raza y el origen étnico también tienen un papel crucial, probablemente debido a la combinación de la susceptibilidad genética y los factores del estilo de vida: la enfermedad es mucho más común, por ejemplo, entre afroamericanos, hispanos, asiaticoamericanos, isleños del Pacífico y nativos americanos que entre blancos.
Medicamentos: finalmente, algunos medicamentos pueden aumentar la resistencia a la insulina o disminuir la segregación de insulina. Estos medicamentos incluyen los corticosteroides, empleados para tratar la inflamación; los diuréticos y betabloqueadores, empleados para tratar la presión arterial alta; o un tipo de medicamentos llamados antipsicóticos atípicos o de segunda generación, originalmente desarrollados para tratar la esquizofrenia. La terapia hormonal para el cáncer de próstata, que disminuye los niveles de testosterona, y los tratamientos de VIH (HIV, por sus siglas en inglés), que redistribuyen la grasa corporal, también pueden provocar la diabetes en las personas que son susceptibles.
Algunos estudios científicos muestran que perder aunque sea de 5 % a 10 % de su peso corporal puede ayudar a controlar la diabetes. Por ejemplo, una mujer que mide 5 pies y 4 pulgadas y pesa 165 libras necesitaría perder solo de 8 a 16 libras para ver una reducción notoria de su azúcar en la sangre, lo que disminuye su riesgo de desarrollar diabetes. La pérdida de peso saludable puede alcanzarse por medio de la dieta y el ejercicio.
En las personas que tienen diabetes, o cualquier otra enfermedad, el beneficio del ejercicio no se puede sobreestimar. El ejercicio ayuda a:
Hay beneficios adicionales para las personas con diabetes: el ejercicio disminuye los niveles de azúcar en la sangre y aumenta la sensibilidad del cuerpo a la insulina, lo que contrarresta la resistencia a la insulina.
Una combinación de ejercicio aeróbico y anaeróbico es la mejor manera de perder peso.
El ejercicio aeróbico involucra el uso repetitivo de los músculos grandes, por ejemplo, al caminar, andar en bicicleta o nadar, para que su frecuencia cardiaca y respiración aumente de manera temporal, lo que aporta más oxígeno a la sangre. Puede ser moderado o vigoroso.
Durante las actividades de intensidad moderada, debe notar un aumento en la frecuencia cardiaca, pero debe poder hablar de manera cómoda. Si respira con dificultad y rápido, y su frecuencia cardiaca aumenta de manera sustancial, probablemente esté realizando una actividad de intensidad vigorosa. Muchas actividades (como el ciclismo o la natación) puede ser de intensidad moderada o vigorosa según el nivel de esfuerzo.
Niveles de intensidad de las actividades |
Las actividades de intensidad moderada incluyen: |
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Las actividades de intensidad vigorosa incluyen: |
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Dicho ejercicio desarrolla los músculos al aprovechar la resistencia, es decir, una fuerza opuesta contra la que los músculos deben ejercer presión. Su peso corporal, el peso libre como las mancuernas y las polainas, las bandas elásticas o las máquinas especializadas pueden proporcionar la resistencia.
Antes de comenzar o cambiar una rutina de acondicionamiento físico, es de extrema importancia que consulte a su médico, especialmente si tiene sobrepeso o tiene antecedentes de enfermedades del corazón, de enfermedad vascular periférica o de neuropatía diabética.
En general, comer de forma saludable para la personas con diabetes es similar a comer de forma saludable para cualquier otra persona. La American Diabetes Association recomienda llevar una dieta centrada en frutas, verduras, granos enteros, legumbres (guisantes y frijoles) y productos lácteos bajos en grasa.
Contrario a la creencia popular, no hay un tipo de dieta específica para la pérdida de peso (como baja en grasa o baja en carbohidratos) que sea mejor para las personas con diabetes. En lugar de enfocarse demasiado en lo que come, concéntrese más en cuánto come.
Otra estrategia es comer menos alimentos altos en calorías, principalmente altos en grasa, azúcar o ambos, como las papas a la francesa, las donas y el helado. Muchas personas tienen dificultad al estimar el número de calorías en la mayoría de los alimentos, así que consulte una guía o una referencia de calorías en línea para asegurarse de ir por buen camino. También puede consultar el artículo Comida rápida saludable de HelpGuide para obtener consejos para tomar decisiones de comida más saludable cuando coma fuera de casa.
Adaptado con autorización de Alimentación saludable para la diabetes tipo 2, un informe especial de salud de Harvard Health Publishing.
Última actualización o revisión el agosto 21, 2025Millones de lectores confían en HelpGuide.org para obtener recursos gratuitos basados en evidencia para comprender y afrontar los desafíos de la salud mental. Haga su donación hoy para ayudarnos a salvar, apoyar y cambiar vidas.
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