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Problemas de la adolescencia

Cómo lidiar con la pornografía de venganza y la «sextorsión»

Ser objeto de pornografía de venganza y de abusos en línea puede hacerle sentir que profanaron su persona e impotente. Pero existen formas de afrontar los efectos del acoso por Internet, denunciar los delitos cibernéticos y practicar el sexteo seguro.

¿Qué es la pornografía de venganza?

La pornografía de venganza consiste en la distribución no deseada de imágenes íntimas, videos o incluso mensajes de texto sexualmente explícitos. El término «pornografía de venganza» puede ser engañoso porque insinúa que, como víctima, usted ha hecho algo para merecer este trato o que el autor tiene un motivo vengativo. En la mayoría de los casos, «pornografía no consentida» o «abuso sexual basado en imágenes» son términos más precisos.

La pornografía de venganza o no consentida puede adoptar diversas formas. Es posible que haya compartido fotos personales con una pareja, solo para encontrar más tarde esas imágenes publicadas de forma anónima en un foro en línea. Cuando confronte a su expareja, es probable que niegue su responsabilidad o afirme que le robaron las imágenes. En otras situaciones, una expareja puede publicar sus mensajes de texto íntimos y su información de contacto en las redes sociales.

Por supuesto, las parejas y exparejas no son las únicas personas que podrían acceder a su contenido privado. Los hackers y los ladrones pueden robar fotos y videos personales, y distribuirlos en foros en línea, donde luego son difundidos por otros usuarios anónimos. En algunos casos, el contenido va acompañado de información personal, como su número de teléfono, dirección de correo electrónico o perfiles en redes sociales. Incluso es posible que los autores alteren digitalmente imágenes o videos no sexuales para crear porno falso. Las fotos y videos robados también pueden venderse o intercambiarse en comunidades anónimas en línea.

El abuso sexual basado en imágenes a veces está motivado por el deseo de mantener el control. El agresor puede estar intentando obligarle a permanecer en una relación amenazándole con compartir imágenes. O quizá buscan «castigarle» por haber dejado una relación o por alguna otra ofensa percibida. Los casos en los que alguien le amenaza con divulgar imágenes o videos privados suyos si usted no satisface las exigencias de esa persona se conocen como extorsión sexual o «sextorsión». Se trata de un delito cibernético grave en el que el autor intenta chantajearle a cambio de dinero o favores sexuales.

¿Hasta qué punto está extendida la pornografía de venganza?

Dado que muchas víctimas tienen miedo a denunciar, puede resultar difícil hacerse una idea exacta de lo extendido que está el problema. Sin embargo, una encuesta realizada a 3,044 estadounidenses reveló que aproximadamente uno de cada 12 participantes declaró haber sido víctima de pornografía no consentida. Las mujeres, especialmente las que están en la adolescencia o a inicios de sus 20, tenían más probabilidades de ser víctimas, mientras que sus exparejas masculinas eran los más propensos a ser agresores.

Ser objeto de pornografía de venganza es una forma de abuso sexual. Le deja la sensación de que su persona fue profanada, y sintiéndose sin control sobre la situación. La repentina pérdida de intimidad puede hacer que tenga sentimientos de exposición, de vergüenza y que le aterre salir en público. Los sentimientos de culpa pueden incluso impedirle acudir a sus seres queridos en busca de apoyo, lo que provoca aislamiento social y repercute en su salud cotidiana.

Incluso si las imágenes se eliminan de los espacios en línea, es posible que siga temiendo que puedan resurgir en cualquier momento. A pesar de ello, es importante saber que es posible superar esta experiencia traumática y empezar a sanar. También puede aprender de la experiencia, encontrar formas de protegerse en el futuro y seguir adelante con su vida.

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¿Por qué soy el objetivo de esta situación?

Hay muchas razones por las que puede ser objeto de pornografía de venganza o de abuso sexual basado en imágenes. Pero es importante recordar que nunca es culpa suya. La culpa recae enteramente en la otra persona y en su incompetencia y visión malsana de las relaciones.

Algunos motivos son:

Resentimiento. Un agresor puede sentirse herido por una ruptura reciente o pasada. En lugar de intentar sobrellevarlo de forma sana, decide utilizar la pornografía no consentida para infligirle dolor emocional y destruirle.

Celos. Una pareja del pasado podría dejarse llevar por un sentimiento de posesividad y convertirle en un blanco con la intención de dificultar sus futuras relaciones.

Insuficiencia sexual. Puede que quieran desviar la atención de sus propios defectos intentando humillarle a usted en su lugar.

Miedo. Su pareja puede tener miedo de perder la relación y utilizar la amenaza de la pornografía de venganza para ejercer control sobre usted y obligarle a quedarse. De este modo, la pornografía no consentida puede formar parte de un patrón más amplio de maltrato doméstico.

[Lea: Violencia y abuso domésticos]

Misoginia. Dado que la mayoría de las víctimas de la pornografía de venganza son mujeres y los autores hombres, un prejuicio arraigado contra las mujeres también puede ser un motivo.

Sean cuales sean sus motivos, su expareja se siente con derecho a compartir su contenido privado con otras personas, ya sean amigos o desconocidos. Al hacerlo, está violando su privacidad y aprovechándose de su confianza.

Efectos de la pornografía de venganza

Los efectos de la pornografía no consentida y del abuso en línea pueden ser graves y duraderos. En su vida social, podría desarrollar problemas de confianza al buscar nuevas parejas románticas o amigos. Puede sentir que le excluyen quienes conocen el contenido o avergonzarse de que su reputación se haya visto dañada en el trabajo, la escuela o la comunidad. Si las imágenes incluían su información personal, puede vivir con miedo a los acosadores o sufrir el acoso de personas que le reconozcan.

Las investigaciones han demostrado que las víctimas de la pornografía no consentida corren el riesgo de desarrollar diversos problemas de salud mental y de otro tipo, entre ellos:

Ansiedad. El miedo a que resurjan las fotos borradas puede pesarle constantemente. O tal vez se pregunte si sus amigos, compañeros de trabajo o familiares conocen las imágenes y le están juzgando. La ansiedad puede presentarse en forma de problemas físicos como tensión muscular, fatiga o aumento del ritmo cardíaco.

Depresión. Sentir que ha perdido el control de su autonomía sexual o de su cuerpo puede aumentar los sentimientos de estrés y desesperación. La impotencia de la situación puede incluso desencadenar pensamientos suicidas.

[Lea: ¿Tiene pensamientos suicidas?]

Trastorno por estrés postraumático (TEPT o PTSD, por sus siglas en inglés). Meses después de que se comparta su contenido privado, puede seguir sufriendo pesadillas y una gran ansiedad. Los síntomas del TEPT pueden alterar su vida cotidiana de diversas maneras, como limitando su capacidad de concentración o de sueño. Los síntomas emocionales como el entumecimiento y la desesperanza pueden persistir incluso después de eliminar las imágenes.

Pérdida del empleo o de la reputación. Podría sufrir acoso laboral o incluso perder su empleo si sus compañeros o supervisores encuentran las imágenes. O puede que tenga miedo de presentarse a nuevos empleos o puestos por temor a que su reputación se haya visto dañada.

Intensa vergüenza y culpa. Puede que se culpe del incidente, especialmente si compartió voluntariamente el contenido con una expareja. Quizá empiece a luchar con una baja autoestima y a cuestionarse su valor para los demás, preguntándose si ha fracasado como madre, por ejemplo, o si ya no puede ser una pareja romántica deseable.

Aislamiento. Tanto si se esconde por vergüenza como si siente un alejamiento de sus seres queridos, la experiencia puede provocar una soledad y un aislamiento intensos. Puede que le dé miedo salir de casa o tener algún tipo de presencia en Internet.

Si es víctima de la pornografía no consentida, puede que le preocupe que su vida nunca vuelva a ser la misma. Sin embargo, hay formas de recuperar la sensación de control, reforzar su salud mental e incluso detener o ralentizar la circulación de sus contenidos privados.

Lidiar con la pornografía de venganza, consejo 1: tome medidas para minimizar los daños

Empiece por actualizar la configuración de privacidad de sus cuentas en las redes sociales. La mayoría de las plataformas le permiten restringir quién puede ver su contenido. Esto podría ayudar a alejar a posibles acosadores y minimizar el acoso. Si hackearon sus cuentas, asegúrese de cambiar sus contraseñas. A continuación, realice los siguientes pasos:

Guarde las pruebas. Es posible que sienta el impulso de borrar rápidamente todos los datos relacionados de sus dispositivos. Pero tendrá que conservar pruebas si piensa denunciar lo ocurrido como delito. Las pruebas pueden incluir capturas de pantalla de amenazas de una expareja, lugares en los que se publicaron las imágenes y una cronología de los hechos.

Solicite la eliminación de las imágenes. Cada plataforma tiene unas directrices comunitarias y unas condiciones de servicio diferentes, y el proceso de denuncia de una imagen o un video robados varía. Dependiendo de dónde viva, existen organizaciones y líneas de ayuda que pueden apoyarle a solicitar la eliminación de imágenes personales de plataformas en línea, como Google, Facebook, Instagram, Twitter y Reddit. (Consulte la sección “Obtenga más ayuda” a continuación).

Investigue las leyes locales relativas a la pornografía no consentida. Las leyes pueden diferir mucho según el lugar en el que se encuentre. Algunas jurisdicciones clasifican la pornografía no consentida como una violación de la privacidad, acoso cibernético u otro delito. Dependiendo de la jurisdicción, el acto puede considerarse un delito menor o un delito grave. Ponerse en contacto con las autoridades o con un abogado es una forma útil de saber más sobre las leyes locales y sobre cómo proceder para presentar cargos.

El papel de las leyes de derechos de autor

Si fue usted quien tomó la imagen o el video, como en el caso de las “selfies”, es posible que tenga la propiedad del contenido debido a las leyes de derechos de autor. Por lo tanto, cuando la imagen se vuelve a publicar sin su permiso, esto puede constituir un caso de infracción de los derechos de autor. Informar de la publicación como una infracción de la ley de derechos de autor puede animar a una plataforma o foro a retirar las imágenes.

Consejo 2: afrontar la culpa y la vergüenza

Incluso si reconoce que fue usted la víctima, puede ser difícil ver más allá de su propia vergüenza y culpa. Repasar sus actos puede repercutir en su autoestima y tentarle a autoaislarse. Pero practicar la autocompasión y buscar el apoyo de sus allegados puede ayudarle a superar este difícil momento.

No se culpe. Puede que sienta que tuvo mucha ingenuidad al confiar a otra persona su contenido íntimo o incluso que se equivocó al tomar las fotos en primer lugar. Incluso si usted envió voluntariamente las imágenes a una pareja, la culpa recae enteramente en ella por romper su confianza y compartir el contenido. Si las imágenes las difunde alguien que usted no conocía, es culpable de invadir su intimidad y robarle.

Enfóquese en sus cualidades positivas. Todo el mundo comete errores. En lugar de recriminarse por sus errores, enfóquese en sus mejores cualidades. Escriba una lista de cosas en las que tiene talento o formas en las que ha mejorado la vida de otras personas. Hacerlo puede ayudarle a reconocer que su identidad no está simplemente ligada a esta experiencia negativa.

Cultive la autocompasión. Su voz interior puede estar diciéndole que se merece ser miserable o que sus seres queridos le abandonarán. Reconozca que estos pensamientos no reflejan necesariamente la realidad. Desafíe a su diálogo interno negativo otorgándose la misma amabilidad que tendría con un amigo íntimo. Intente escuchar una meditación en audio que se enfoque en mejorar el diálogo interno: Ser amable con uno mismo.

Ponga su confianza en otra persona. Puede optar por hablar con un amigo, un familiar, un consejero o cualquier persona en la que confíe. Hágale saber por lo que está pasando y cómo la experiencia ha moldeado su visión del mundo y su estado emocional. Aunque no puedan resolver el problema, abrirse y ser escuchado puede ser una experiencia sanadora. También puede ofrecerle apoyo de otras formas, como ayudarle a investigar opciones legales.

Consejo 3: controle el estrés y el traumas

La violación de su privacidad puede hacerle sentir como si el mundo fuera un lugar inseguro. Las amenazas parecen acecharle por todas partes y puede tener una sensación de inquietud en los encuentros sociales. Quizá se ha vuelto hipervigilante, lo que pone su mente y su cuerpo en un estado constante de estrés. Pero hay formas positivas de controlar ese estrés.

Hacer ejercicio. El ejercicio es bueno tanto para el cuerpo como para la mente, ya que reduce las hormonas del estrés. Intente realizar 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, ya sea caminar enérgicamente, andar en bicicleta, nadar o bailar.

Pruebe las prácticas de conciencia plena. La conciencia plena implica centrarse en el momento presente y abordar sus experiencias sin juzgarlas. Hacerlo puede disminuir los pensamientos obsesivos, la ansiedad y la angustia general.

[Lea: Beneficios de la conciencia plena]

Experimente con prácticas de relajación. Los ejercicios de respiración, el yoga y los diferentes tipos de meditación son algunas de las técnicas probadas para aliviar el estrés. Practique diferentes técnicas hasta encontrar una que resuene con usted e intente incorporarla a sus actividades diarias.

Aborde el TEPT. Si los síntomas del estrés traumático persisten durante meses e interfieren con su vida cotidiana, puede estar padeciendo un trastorno de estrés postraumático (TEPT). El TEPT puede controlarse con una combinación de medidas de autoayuda y tratamiento profesional, como terapia y medicación.

Consejo 4: empiece a reconstruirse

Puede que ya haya empezado a reducir su presencia en Internet por miedo a los acosadores o al acoso. Por otro lado, puede que su ansiedad le esté llevando a pasar más tiempo que nunca en Internet, buscando constantemente para ver si las imágenes vuelven a aparecer.

Si está luchando contra una adicción a su teléfono o computadora, considere tomar medidas como:

  • Apagar el teléfono durante ciertas horas del día.
  • Establecer límites de tiempo en su uso de las redes sociales.
  • Eliminar las aplicaciones de redes sociales de su teléfono.

Luego, busque formas de llenar ese vacío digital. Dedique más tiempo a enfocarse en las actividades fuera de Internet. Reúnase con amigos en persona, asista a eventos locales, tome clases para aprender nuevas habilidades. Desconéctese más a menudo y procure llenar su vida de experiencias significativas.

Refuerce su autoestima. Una forma de hacerlo es practicando la asertividad. Por ejemplo, si parejas anteriores le han presionado para sextear, puede trabajar en decir «no». Esto puede ayudarle a fortalecerse y a desprenderse de cualquier hábito de complacer a la gente. Otras formas de mejorar la autoestima incluyen cuidar su cuerpo, dedicarse a pasatiempos que le gusten y pasar tiempo con personas que le amen y le apoyen.

Convierta el dolor en propósito. En algunos lugares, existen vacíos legales que dificultan que las víctimas de la pornografía no consentida encuentren justicia. Por ejemplo, en el Reino Unido debe demostrar que la persona que compartió la imagen tenía la intención de causarle angustia, un vacío legal que permite a los autores eludir su responsabilidad. Se necesitan activistas para concientizar sobre estos vacíos e impulsar la legislación.

También hay muchas personas que actualmente sufren en silencio y buscan apoyo y comprensión. Podría utilizar su experiencia para trabajar con una línea directa de crisis o con organizaciones que se enfocan en ayudar a las víctimas.

Tenga paciencia. La sanación no ocurre de la noche a la mañana. También puede pasar meses sintiéndose mejor, solo para experimentar un bajón de ánimo al reabrirse viejas heridas. Sea amable con usted, rodéese de personas que le apoyen y tómese tiempo para reconocer lo bueno de su vida.

Protegerse al practicar el sexteo

Si usted intercambia regularmente mensajes de texto, imágenes o videos sexualmente explícitos con su pareja, no es la única persona. Una encuesta internacional mostró que el 67 % de los encuestados había practicado sexteo. Las investigaciones de 2018 muestran que cada vez es más frecuente entre los jóvenes, pero los adultos mayores también comparten mensajes íntimos.

El sexteo permite a las personas sentirse cerca cuando están físicamente separadas. También es una forma de explorar los límites sexuales con una pareja de un modo menos intimidante que en persona. Pero eso no significa que sea una actividad exenta de riesgos. No puede deshacer el envío de sus mensajes, así que tome las siguientes precauciones cuando practique el sexteo:

Comience por tener una conversación sobre los límites. Puede que solo quiera recibir mensajes íntimos durante una determinada hora del día, para no abrirlos accidentalmente en el trabajo. O tal vez prefiera limitarse a los mensajes de texto en lugar de enviar imágenes y videos. También puede hablar de las formas en que usted y su pareja protegerán la intimidad del otro, como por ejemplo borrando mensajes.

Defiéndase ante la presión. Si su pareja intenta forzarle a que comparta más allá del límite en el que usted siente comodidad, hable de su inquietud. Nunca envíe mensajes de texto solo porque alguien le obligue a hacerlo.

Sea consciente de la información que se revela. Evite incluir su nombre, dirección u otros datos personales en sus imágenes y videos. Revelar rasgos como su cara, marcas de nacimiento y tatuajes también puede ser arriesgado. Si los mensajes caen en manos no deseadas, un desconocido puede utilizar esos rasgos físicos para confirmar su identidad.

Tenga cuidado con los duplicados. Muchas aplicaciones están configuradas para hacer copias de seguridad automáticas de sus contenidos o sincronizarlos con otros dispositivos. Su teléfono, por ejemplo, puede hacer copias de seguridad de fotos y videos en la nube. Esto puede dar lugar a duplicados, así que asegúrese de llevar un registro de su contenido más íntimo y elimínelo cuando sea necesario.

Elija un método seguro para compartir. Mucha gente se queda con los SMS y los mensajes de texto, pero es bueno conocer otras opciones. Las aplicaciones como Snapchat se configuran automáticamente para borrar los mensajes después de un periodo de tiempo. Servicios como Signal le permiten enviar mensajes cifrados. Otros servicios de mensajería son Kik, Dust, Confide y Wickr Me. Investigue sus opciones para encontrar la que le resulte más cómoda y segura.

Tómese un momento antes de darle “enviar”. Revise dos veces para asegurarse de que no se revela ningún dato personal en segundo plano. Sea consciente también de sus sentimientos. ¿Siente seguridad? ¿O tiene dudas? Si es así, considere las razones. Puede que tenga que sopesar más los riesgos potenciales y su nivel de confianza en la otra persona.

Líneas de ayuda para la pornografía de venganza

Última actualización o revisión el agosto 21, 2025